Columna #53 | Caleidoscopio por Miguel Parpadeos
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Después del polémico recibimiento que tuvo en 2017 el episodio VIII de Star Wars, el futuro del director Rian Johnson estaba en el aire. Anteriormente había conquistado a la crítica y al público con su película de ciencia ficción Looper, que abordaba los viajes temporales de una forma ingeniosa. Sin embargo, lo polarizado que fue su paso por Star Wars había puesto hasta en duda qué tan capaz era para contar una buena historia. Johnson calló bocas dos años después con Knives Out, una película de misterio que retomaba las historias de detectives. Con un excelente elenco conformado por estrellas como Christopher Plummer, Jamie Lee Curtis, Toni Collette, Chris Evans y Ana de Armas, volvió a enamorar al público.
La recepción fue tan positiva que Netflix compró la franquicia que Johnson estaba cocinando. Las secuelas contarían más casos del detective Benoit Blanc, interpretado por Daniel Craig. La nueva entrega lanzada a través del servicio de streaming es Glass Onion: Un misterio de Knives Out, que ahora lleva a su investigador privado a resolver un nuevo misterio en una isla griega.
Situada durante la pandemia, un grupo de amigos, conformado por la gobernadora Claire (Kathryn Hann), el científico Lionel (Leslie Odom Jr.), el streamer Duke (Dave Bautista) y la supermodelo Birdie (Kate Hudson), reciben un misterioso artefacto con diferentes juegos. Al terminar de resolverlos, descubren una invitación por parte de su amigo en común Miles Bron (Edward Norton), quien es uno de los más famosos magnates de la tecnología (una especie de Elon Musk).
Una vez en el puerto, el grupo se percatan que no son los mismos invitados de siempre. La aparición del famoso detective Benoit Blanc los sorprende, pero mucho más la llegada de la joven Andi (Janelle Monáe), quien años atrás fue parte de estos inseparables amigos. El objetivo de ese fin de semana es resolver el juego de misterio de Miles Bron en su mansión Glass Onion, cuyo funcionamiento depende de usar hidrógeno como combustible. No obstante, la presencia de Andi genera tensiones entre los amigos que termina por provocar un asesinato el cual tendrá que ser resuelto por el detective.
Al igual que su antecesora, el guion de Johnson intenta buscar nuevas formas para contar su historia de misterio, en lugar de tener la típica estructura donde ocurre un asesinato, las pruebas les son presentadas al detective, los culpables son investigados y al final el detective salva el día. En la primera, se nos hace creer una buena parte de la película que el personaje interpretado por Ana de Armas era la culpable. Esta secuela también intenta proponer algo nuevo y nos presenta una determinada historia al inicio para después revelar cuál es el verdadero misterio.
Algo que destaca en las dos películas de esta franquicia es lo que pasa al final en la resolución de los casos. En ambas tramas, los personajes que son aparentemente víctimas del crimen pertenecen a las altas sociedades, aquellas donde sus miembros están rodeados de lujos, que no les importa lo que pase en el resto del mundo o que se rigen por valores antiquísimos. Están tan alejados de la realidad que sus actitudes y pertenencias resultan extravagantes.
En muchas historias de detectives, este mundo servía para generar un escenario con personajes interesantes. Johnson decide ir más allá y hace una crítica. Benoit Blanc termina ayudando a personas que son marginadas o que han sido víctimas por acciones de quienes están arriba. Señalar al culpable no es solo resolver un caso, es brindar justicia a una minoría y arrebatarles sus jaulas de oro.
Glass Onion: Un misterio de Knives Out podrá ser menos efectiva que su antecesora al querer enfocarse más en sus múltiples personajes, pero eso no significa que haya dejado de ser divertida. La secuela es tan entretenida que uno se queda con ganas de tener más historias del detective Benoit Blanc. Aunque Rian Johnson ya empezó a planear la tercera parte, aún no hay noticias sobre su próximo estreno en Netflix.
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