Columna #221 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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Luego de adentrarse al mundo de los cómics con Doctor Strange, el director Scott Derrickson está de regreso en el terror con El teléfono negro, una cinta tan estremecedora como la cinta que realizara en 2012 (Siniestro) y que le valiera reconocimiento dentro de este género.
Con una ambientación totalmente cuidada y convincente, la cinta nos lleva hasta finales de los años 70, donde la desaparición de cinco niños y adolescentes ha sorprendido a un poblado en Denver. Ahí conocemos a Finney (Mason Thames), un chico tímido de 13 años y figura prometedora del beisbol, quien tiene que lidiar con el ambiente hostil de sus compañeros de escuela, así como con el alcohólico y violento padre que los cría a él y a su hermana menor Gwen (Madeleine McGraw).
Inesperadamente, Finney termina convirtiéndose en presa del sádico asesino en serie conocido como El Raptor (Ethan Hawke), quien secuestra al menor y lo encierra en un sótano insonoro. Pronto, un teléfono desconectado en la pared comienza a sonar, y descubre que a través de él se puede comunicar con las víctimas anteriores del criminal, quienes esperan que la historia no vuelva a repetirse. Eso y los sueños de Gwen, quien espera encontrar el lugar donde se encuentra capturado, serán los únicos recursos que Finney tendrá para intentar salir con vida.
Basada en un relato del escritor Joe Hill, El teléfono negro es una cinta que poco a poco se vuelve más escalofriante, equilibrando con precisión el drama, el suspenso, el terror y la fantasía, y cuyo valor reside en todos los puntos, desde su narrativa y trabajo visual, hasta las actuaciones del elenco protagónico.
Visualmente, la película remite a algunas producciones slasher de los años 70 como Halloween, mientras que su historia tiene vibras de otras como El resplandor y Eso, y es que estas dos últimas, creaciones del maestro del terror Stephen King, han servido de inspiración a escritores o cineastas y su propio hijo Joe Hill no podía dejarlo fuera como referente.
Los primeros veinte minutos del largometraje nos muestran la situación violenta que enfrenta el protagonista y su hermana, y cómo su vínculo se ha formado tan estrechamente. La adversidad a la que se enfrentan desde casa hasta otras situaciones en el exterior y la manera de abordarlo, terminan convirtiéndose en una de las temáticas más sobresalientes, pues empujan a El teléfono negro a sentirse mucho más matizada.
Ethan Hawke, quien ya trabajó con el director en Siniestro, se mete en la piel de un asesino que gran parte del tiempo aparece con la cara cubierta por una máscara, ya sea completa o parcialmente. Así, sus miradas y su lenguaje corporal terminan siendo sus principales herramientas para convertirlo en un aterrador y memorable villano del género.
En los últimos años, en películas como Eso o en series como Stranger things, hemos sido testigos del nacimiento de futuras estrellas jóvenes, y El teléfono negro sigue esa línea. Mason Thames y Madeleine McGraw ofrecen unas actuaciones impecablemente sólidas y es que la forma de mostrarse por un lado vulnerables o llenos de furia en contraparte, no hacen más que perfilarlos a que su camino en la industria podría ser enorme.
En definitiva, El teléfono negro entrelaza varias líneas que tambalean ante el peligro en diferentes formas, y la unión de todas ellas nos ofrecen una película de terror completa, y una de las mejores que hemos tenido este 2022. Dentro del terror convencional ofrece algunos sobresaltos, es todo el resto de la historia lo que permiten acrecentarla.
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