Columna #220 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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El sexo es un acto que generalmente parece reservado a los jóvenes, preguntándonos poco sobre el deseo y el placer después de la tercera edad, dando casi por hecho que esos intereses han muerto para ellos. ¿Pero qué hay de convertirse en un anciano con un montón de deseos reprimidos? Eso es un poco de lo que origina y desata la violencia en X, la nueva cinta de terror de A24, los estudios detrás de cintas como Hereditary y La bruja.
¿Qué mejor que viajar a finales de los años 70 para hablar sobre la moral, el sexo y la liberación de la juventud? El director Ti West nos lleva específicamente a 1979, en Texas, cuando un grupo de personas viaja al campo rural para filmar una película pornográfica. Maxine Minx (Mia Goth) tiene claro que quiere convertirse en una estrella, a la vez que su pareja y productor de la película Wayne Gilroy (Martin Henderson) espera ganar mucho dinero con la cinta.
También viajan en la furgoneta el actor principal Jackson (Kid Cudi), su novia Bobby-Lynne (Britanny Snow), quien también es una de las protagonistas de dicha cinta; el camarógrafo RJ (Owen Campbell), quien sueña con lograr una gran película, sin importar el género XXX; y la novia de este, Lorraine (Jenna Ortega), todos con diferentes expectativas.
El lugar elegido para grabar es una apartada cabaña de la que es dueño Howard (Stephen Ure), quien vive junto a su extraña esposa Pearl. A medida que el día avanza, las cosas se van volviendo más complejas, y pronto se enfrentarán a una carnicería de la que son autores sus alquiladores, convirtiéndose en presas del dictamen y la envidia de estos.
Con su cámara y su estilo, X nos remite inmediatamente al cine independiente slasher de los años 70 y 80, con tópicos propios de este género y con un marcado tributo a La masacre de Texas. Los pechos femeninos al descubierto y la sangre, por supuesto, no pueden faltar en un homenaje así, pero contrario a muchas de aquellas películas, el discurso de esta cinta trata de elevarse y aunque quizá no consigue explotar de una forma más fuerte el tema de la juventud y la belleza, sí nos sumerge en una cinta de terror sugerente, ampliamente recomendada e ingeniosamente divertida.
Su ejercicio de metacine sirve para presentarnos a los personajes en la primera mitad y para conocer los pensamientos y valores con los que pregona cada uno acerca del sexo, principalmente. Incluso, en varias ocasiones escuchamos a un predicador en televisión, guardando una sorpresa sobre ello en la última parte y que termina por remarcar el juicio de una América conservadora.
Mientras que la primera mitad genera misterio, tensión y hasta algún pequeño jump-scare, la segunda parte del largometraje potencializa las últimas dos y se convierte en un baño de vísceras y un tanto grotesco, con escenas tan asquerosas que es imposible no exclamar algún disgusto.
En definitiva, Ti West logra un interesante y atrevido homenaje al cine slasher de los años 70 en X, con perfiles y momentos divertidos sin caer en lo ridículo. Pero es el centro de la historia, sobre las consecuencias de vivir entre la represión sexual, lo que da ese último toque final y la termina impulsando.
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