Columna #43 | Caleidoscopio por Miguel Parpadeos
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Si tuviéramos que elegir entre las producciones más importantes de Netflix, sin duda alguna tendría que estar Stranger Things de los Hermanos Duffer. Desde el lanzamiento de la primera temporada se convirtió en un éxito instantáneo, gracias al carismático y entrañable elenco, la mezcla de elementos de ciencia ficción, fantasía y horror, y todos los homenajes visuales y en la trama hacia el cine de los ochenta. Es innegable que el factor de nostalgia que había hacia esa década en los 2010 fue de gran ayuda para que se convirtiera en todo un fenómeno cultural, cuyo éxito se vio reflejado en videojuegos, ropa, juegos de mesa, libros y cómics. Luego de los retrasos que provocó la pandemia a la serie, regresó casi tres años después con una cuarta temporada que, no solo experimentó con el formato televisivo, sino también encaminó a la historia a lo que promete ser un desenlace imperdible.
La llegada de esta entrega gozaba de una mayor anticipación que otras por varios motivos. Uno de ellos era la opinión mixta sobre las temporadas dos y tres, las cuales, para muchos, demostraban que la serie no había logrado mantener la calidad de su primera temporada y que haberla continuado era otra forma de la plataforma para explotar el producto. Al mismo tiempo, semanas antes de su lanzamiento, se dio a conocer que Netflix había tenido una pérdida de suscriptores y que había repercutido en una disminución en sus acciones. La pregunta estaba en el aire: ¿habría perdido su magia?
Esta cuarta temporada inicia meses después de la supuesta muerte de Hopper (David Harbour) y de la mudanza de Joyce (Winona Ryder) a California con Eleven (Millie Bobby Brown), Will (Noah Schnapp) y Jonathan (Charlie Heaton). El caos regresa a la vida de los protagonistas cuando en Hawkins ocurre el asesinato de una joven llamada Chrissy, quien estaba siendo perseguida en su mente a través de sus peores pesadillas por una criatura misteriosa. El culpable señalado es Eddie (Joseph Quinn), líder del club de Dungeons & Dragons de la preparatoria donde estudian Mike (Finn Wolfhard), Dustin (Gaten Matarazzo) y Lucas (Caleb McLaughlin).
Haciendo honor al número de la temporada, la historia se divide en cuatro tramas separadas que, conforme avanzan los episodios, van convergiendo hacia su clímax. La primera gira alrededor de la persecución del pueblo hacia Eddie, quienes piensan que el club era en realidad un culto satánico y que la muerte de Chrissy era parte de un ritual. En ella volveremos a ver reunidos en diferentes grupos a Steve (Joe Keery), Robin (Maya Hawke), Nancy (Natalia Dyer), Max (Sadie Sink), Erica (Priah Ferguson), Dustin y Lucas, quienes intentarán proteger a Eddie y descubrir qué fuerza misteriosa es quien asesinó a la joven.
La siguiente trama es entorno a Eleven, quien ahora estará en una búsqueda para recuperar sus poderes. Mientras tanto, en California, Mike, Will, Jonathan y Argyle (Eduardo Franco) intentarán buscar una forma de reencontrarse con ella. Por último, Joyce acude con Murray (Brett Gelman) quienes descubren que Hopper sigue vivo en Rusia e intentarán hallar la manera de rescatarlo.
Con esta cantidad de personajes y tramas, la temporada es una de las más ambiciosas de la serie. El lanzamiento ocurrió de una manera diferente a las anteriores. Así como sucedió con las últimas temporadas de La casa de papel y Ozark, se dividió en dos partes. En el caso de Stranger Things, la mayor parte de la historia es contada en la primera que contiene siete episodios de más de una hora y la segunda que fue estrenada un mes después con dos episodios, uno de hora y media, y el último de casi dos horas y media. La experiencia al ver esta temporada se convirtió en un evento televisivo, donde ver los episodios fue como haber visto una película. Unas tramas brillaron más que otras, pero la forma en que fueron conectando fue de lo más satisfactorio.
De todo el elenco, fueron dos actuaciones las que brillaron sobre el resto. El británico Joseph Quinn interpretó a un Eddie que se convirtió en uno de los personajes más entrañables de la temporada y la serie. Asimismo, Sadie Sink se robó la temporada gracias a su actuación en el episodio 4 Dear Billy. La escena que la hace destacar pone en una situación mortal a Max, quien atravesaba por una fuerte depresión tras la muerte de su hermano Billy. Cuando descubren que la forma de salir de dicha situación es escuchar su canción favorita, Max recuerda todos los momentos y personas importantes, dándole la suficiente fuerza para escapar y huir del peligro.
La canción en cuestión en cuestión es Running Up That Hill de Kate Bush, la cual se convirtió en una sensación en redes sociales. Hasta el momento se tiene reportado que la cantante ha recibido 2.3 millones de dólares tan solo con la reproducción del tema en plataformas digitales durante un mes. Es así como este momento, así como muchos otros de esta temporada, probaron que la serie sigue más viva que antes y que sigue estando en la prioridad de los televidentes. El día del lanzamiento de la parte dos la plataforma se cayó en los primeros minutos por la demanda de los suscriptores que deseaban ver este desenlace.
Lo mejor que contribuye esta temporada a la serie en general es que, además de ser la más ambiciosa y más cara (3 millones por episodio), conecta todos los eventos claves que han ocurrido desde el primer episodio y, lo más importante aún, le pone rostro a quien es el villano principal de toda la historia. Con este tipo de revelaciones, los productores nos dejan más que claro que el final está cerca, y es que la quinta temporada será la última.
Para quienes creían que el fenómeno de Strangers Things había muerto, la temporada 4 reafirmó por qué es una de las joyas de la corona de Netflix, al mismo tiempo que trajo de vuelta a muchos de sus espectadores. Si bien seguirá siendo uno de los contenidos principales, la plataforma deberá probar de alguna forma que sigue siendo la líder y replantear sus contenidos para mantener a sus suscriptores. Todavía no hay ninguna noticia alrededor de la última temporada, pero seguro se convertirá en un desenlace tan anticipado como lo fue en su momento el final de Game of Thrones.
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