Frente a la pantalla: Crítica a ‘Green book’

Columna #43 | Frente a la pantalla por Richard Osuna

Una comedia ligera donde las poco más de dos horas se sienten como un suspiro, eso es Green book, una historia que retrata la amistad entre un hombre italoamericano y un pianista afroamericano. Una road movie donde las risas, los buenos diálogos y las excelentes actuaciones de Viggo Mortensen y Mahershala Ali lo son todo.

Para no perder la sintonía del trabajo detrás de cámaras, la cinta está dirigida por Peter Farrelly, quien anteriormente ha trabajado con su hermano Bobby Farrelly en la dirección de famosas cintas como Una pareja de idiotas, Loco por Mary, Irene, yo y mi otro yo y Amor ciego. Mientras que el guion, por supuesto basado en una historia real, corre a cargo del propio Farrelly, Brian Hayes Currie y Nick Vallelonga, un hijo del verdadero Tony Vallelonga.

La historia sigue a Tony “Lip” Vallelonga (Viggo Mortensen), un hombre que es despedido de un bar de la ciudad, a causa de su actitud problemática. Vallelonga, un hombre evidentemente racista, pronto es informado sobre un nuevo empleo, este consiste en ser chofer y de alguna forma guardaespaldas de Don Shirley (Mahershala Ali), un pianista afroamericano, con el cual recorrerá el sur de los Estados Unidos durante principios de los años 60’s, una época difícil donde el racismo seguía radicando de manera fuerte en esa área.

La historia no descubre el hilo negro, por lo que hablar de racismo contra la gente de color no es una novedad y mostrar el comportamiento de la sociedad originaria del sur tampoco lo es. Ya hemos visto películas con esta temática como la conocida Historias cruzadas, que incluso también se da la permisividad del humor. Más recientemente tenemos el caso de El infiltrado del kkklan, aunque por esta parte el tono es mucho más oscuro y crudo.

Sin embargo, la anécdota está tan bien contada en Green book que resulta imposible no reconocer su valor y mucho menos hacerla una película prescindible. La historia por momentos llega a recordar a esas películas de los 90’s donde se explora a los personajes, sin necesidad de tantos artificios, dándole simplemente peso a cada una de sus historias y permitir que en el transcurso de la historia se nos muestre la evolución de ellos.

En esta película, por un lado tenemos a Tony Vallelonga, un hombre blanco, vigoroso, con poca educación y que desde una de sus primeras escenas nos muestra su firme racismo; por el otro tenemos a Don Shirley, un hombre negro, amanerado, muy educado y que siempre nos da muestra de su firme sentido artístico. Gracias a las interpretaciones de Viggo Mortensen y Ali Mahershala estos personajes adquieren un valor extraordinario.

Viggo Mortensen representa a ese prototipo de hombre macho (no machista), defensor y descuidado y lo logra con una capacidad histriónica muy buena; Mahershala Ali que da vida a un hombre reservado, cuyas capas poco a poco se van desdoblando hasta mostrarnos su sufrimiento y su sensibilidad, incluyendo una escena donde se explora su sexualidad, da una actuación digna de premio.

La película posee unos estupendos diálogos, algunos muy cómicos donde abiertamente se muestra el poco cuidado del personaje de Mortensen para hablar de las cosas o referirse a los demás, en especial a la gente de color; también hay otros diálogos muy precisos y porque no decir la palabra bellos, por parte del coprotagonista a cargo de Ali.

Por último, la música es otro de los elementos que se privilegian, transportandonos directamente a los 60’s en muchas transiciones de escenas o inicios de los viajes en carretera, pasando por encima de elementos como el vestuario y peinado que simplemente nos adentran en una época pero que fácilmente podrían pasar desapercibidos.

En definitiva, Green book es una historia simpática y emocional sobre dos hombres, cuya aparente diferencia en color de piel resulta una barrera que fácilmente se doblega, abriendo la posibilidad de formar una amistad entre ambos. Esta road movie es un viaje de exploración y autoexploración para sus protagonistas, y gracias a la dupla de Viggo Mortensen y Mahershala Ali se vuelve un retrato totalmente digerible que dejará satisfecho y contento al público, sin complejidades metafóricas o artísticas.

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