Frente a la pantalla por Richard Osuna
Los dinosaurios regresan con la secuela Jurassic World: El reino caído, la cual demuestra que muchas veces es mejor aportar pertinencia y dar resultados satisfactorios, a entregar cosas con vastedad pero dando resultados insuficientes, a medias y con la regularidad como mayor aspiración.
La cinta es dirigida por J. A. Bayona, conocido por dirigir películas como El Orfanato, Lo imposible y Un monstruo viene a verme. Es evidente que J. A. Bayona buscó inyectarle nuevos elementos, pero tristemente la vitalidad de la película no pueden sostener el producto completo.
Esta secuela se ubica un par de años después a la primera cinta. Claire (Bryce Dallas Howard) se ha convertido en una defensora de los dinosaurios, quienes están a juicio si deben extinguirse o no. Así, Claire es buscada por Mills (Rafe Spall), para ir a Isla Nublar, donde habitan los últimos dinosaurios sobrevivientes, tras el abandono del complejo turístico Jurassic World. La misión es rescatar a los dinosaurios antes que el volcán en erupción de la isla acabe con todos.
El resultado de Jurassic World: El Reino caído es entretenido, pero lamentable. Una pena verdadera para el inicio que había tenido esta nueva franquicia, que parecía traer nuevas aventuras, como en los orígenes de Jurassic Park, y dispuesta a adentrarse en nuevos caminos pero de una forma emocionante, intensa y llena de expectativa.
El guión es bastante malo: muy sencillo y con escenas demasiado predecibles. Jamás esperas algo nuevo porque se encarga de repetir fórmulas ya usadas en sus antecesoras o en otras películas ajenas a la saga, como las películas de catástrofes o esas patéticas películas de animales gigantes devorando personas.
Esta saga de dinosaurios jamás se ha caracterizado por ser repleta de subtramas creíbles, ni probables, pero definitivamente esta vez raya en lo inverosímil. Demasiado irreal para tomarse en serio.
A pesar de tener un alto presupuesto, la película requería una enorme cantidad de efectos especiales. En vez de ahorrarse el presupuesto omitiendo algunas cosas o manejarlas de otra forma, abusaron de los efectos y permitieron que algunas escenas lucieran carentes, de mala calidad, como hechas por un principiante. Parece que no hubo supervisión en el proyecto y que usaron los efectos especiales como una golosina.
Precisamente el principal atractivo del Mundo Jurásico era el interés por los dinosaurios, sin ese ingrediente esta saga no sobresale. En esta secuela perdimos ese ingrediente, nunca existe un sentimiento de interés, salvo el sentimiento de lástima por verlos a salvo y que no mueran ni de una, ni de otra forma.
El cuadro de actores está desperdiciado y ninguno logra lucirse. Chris Pratt y su heroísmo intacto al que no le ocurre ningún rasguño parece sacado de un superhéroe, no de un individuo valiente; ni siquiera a James Cromwell supieron aprovecharlo y le dieron un par de escenas de relleno, donde jamás dio una actuación notable.
El mayor reconocimiento que podría obtener esta película es que, además de entretenida, es dinámica y en ningún momento se siente pesada. Además la interrogante si salvar a los dinosaurios o pacíficamente dejarlos morir, son un argumento que se sostiene fuertemente durante toda la cinta. Una película palomera para iniciar el verano.
En definitiva, Jurassic World: El reino caído no es ninguna propuesta elaborada. Si es entretenida, pero demasiado fantasiosa y llena de incoherencias para tomarse como un buen producto. Lo que más necesita esta saga es supervisión; para nadie es un secreto el rumbo que pretenden darle, creando un conflicto entre humanos y dinosaurios, habitando juntos una especie de nueva era… un Mundo Jurásico.
La ausencia de un buen guión en esta secuela son la peor falta. La creación, en general, de estas películas merecen un poco más compromiso, sobre todo porque aquellos fans que han quedado y quedarán más decepcionados que satisfechos.
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