
Columna #142 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
Instagram: @beepbeeprichiemx | FB: Richard Osuna presenta
Si la La jauría estuviera en Netflix, estoy seguro que sería un éxito en muchos países de Latinoamérica y otros latitudes del mundo. ¡Ojo! Para nada estoy demeritando el atrevimiento de Amazon Prime Video al lanzar esta serie, sino al contrario, quiero que se entienda un poco de la magnitud de este proyecto y lo que puede alcanzar.
Amazon cada día apuesta más por el contenido original en español y ahora nos trae esta historia de origen chileno, producida por Fremantle y Fábula, esta última la productora de los hermanos Pablo y Juan de Dios Larraín, y que ha intervenido en películas como Nadie sabe que estoy aquí, Ema, Neruda, Jackie, Una mujer fantástica y en series como Los Espookys.
Esta producción nos narra una situación escabrosa pero real y lamentablemente cotidiana que se da en numerosos países: el abuso, los crímenes de odio y la represión contra las mujeres, hecho que ha llevado a miles y miles a protestar y levantar la voz, buscando ser escuchadas, clamando justicia y que no se sigan apagando más vidas.
Esta serie arranca en un colegio católico, donde decenas de estudiantes han paralizado las actividades y acusan al profesor Ossandón (Marcelo Alonso) de abuso y de situaciones pervertidas que hacía durante los castings de actuación con las alumnas. Pero pronto, el eje central se vuelve la desaparición de Blanca (Antonia Giesen), líder feminista de los movimientos de las estudiantes.
La viralización de un video donde Blanca es violada por varios hombres desatan más la controversia, y se exige que se le busque y llevarla de nuevo a casa. Así, tres mujeres de la policía, Olivia Fernández (Antonia Zegers), Carla Farías (María Gracia Omegna) y Elisa Murillo (Daniela Vega) inician la investigación y los conductos las lleva hasta un juego virtual, La Jauría, donde los lobos acechan a la espera de sus próximas presas.
La jauría goza de un arranque adictivo, una producción modesta y un grupo de buenas actuaciones, a la vez que nos adentramos en una historia que entremezcla el thriller y la anécdota social. Se agradece y se aplaude que un tema como la violencia de género se aborde y esto lleve a ponerlo sobre la mesa, pues nunca se está haciendo lo suficiente.
La serie muestra escenas fuertes pero realistas para recrear la crudeza que se vive diariamente, y no solo en Chile, el país de donde viene la serie, sino también en otros lugares, y eso incluye a nuestro México. La historia intenta perfilar la imagen tanto de las víctimas como de los victimarios, y que no siempre tienen un mismo origen para llegar hasta puntos cruciales, donde ya no se puede volver atrás.
Aunque también se tiene que decir que, de pronto, La jauría lanza demasiadas subtramas, llevando algunas situaciones a salidas fáciles y demasiado rápidas, a veces hasta idílicas o predecibles. También los últimos capítulos decaen un poco y algunas cosas se vuelven cuestionables, aunque nada grave que nos ahuyente de llegar al final ya encaminados.
El gran elenco, que incluye al mexicano Alberto Guerra como el psicólogo escolar Manuel Montero, nunca palidece. Pero algo que de verdad no se puede dejar pasar es la personificación de la actriz trans Daniela Vega, protagonista de la extraordinaria cinta Una mujer fantástica, como una mujer de nacimiento, y sin cuestionamientos ni nada sobre su sexualidad. ¡Bravo!
En definitiva, La jauría es una potente serie que parece con un futuro prometedor y ya renovada para una segunda temporada. A pesar de que a veces se desvía de los temas de arranque y a los que se vuelve constantentemente como es la violencia de género, la misoginia, el machismo y demás, la serie entrega importantes momentos y se mantiene más como un producto sólido que uno disperso. El peligro está al acecho y debemos estar debatiendo sobre ello, igual como lo hacen los personajes de esta historia.
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