Frente a la pantalla: Crítica a ‘Si supieras’

Columna #132 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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A veces los mejores estrenos de Netflix llegan de manera sigilosa y casi anónima, debido a la poca promoción y mención que se hace de las producciones. Tal es el caso de la nueva película Si supieras (The half of it), que afortunadamente ha conquistado al público en los últimos días y se ha colocado en el top 10 de la plataforma.

La cinta es escrita y dirigida por Alice Wu, quien vuelve a ponerse detrás de estos dos roles desde su película Saving face, en 2005. El guion, por su parte, está basado en algunas experiencias propias de Wu y el descubrimiento de su sexualidad. 

La historia nos lleva hasta el ficticio poblado de Squahamish, donde vive Ellie Chu (Leah Lewis), una joven china-americana tímida que vive con su padre y realiza el trabajo de este como señalizador en una estación de tren. Además, suele ganar dinero extra escribiendo ensayos para sus compañeros de escuela. Precisamente, gracias a su talento con las palabras, Paul Munsky (Daniel Diemer), un deportista de la escuela, se acerca a Ellie para pedirle que le ayude a escribir una carta de amor a Aster Flores (Alexxis Lemire).

Aunque la joven se niega rotundamente al principio, tras enterarse que la electricidad de su casa está a punto de ser cortada, decide aceptar la propuesta. Poco a poco, Ellie descubre que está enamorada en secreto de Aster, quien a su vez sale con un chico rico del pueblo, Trig (Wolfgang Novogratz). Así lo que aparentemente sería una sola carta se convierte en un montón de mensajes, aparentemente hechos por Paul, y donde Ellie y Aster se van conectando sobre sus intereses en común como el arte y la literatura.

Si supieras está llena de personajes clichés de decenas de películas y novelas juveniles, pero el desarrollo de la historia, aunque pausado también a veces, terminan por marcar una diferencia que dejan con una sensación extraña de sensibilidad en el espectador y la trama se traduce en una poderosa historia introspectiva sobre la sexualidad y el amor.

La película arranca con una situación familiar en las historia de jóvenes. La protagonista es inteligente, pero a la vez solitaria y retraída, que narra en primera persona todos sus anhelos y sueños, aunque su relación con los demás sea difícil de concretarse. Pronto, aparecen personas en su vida, diferentes en sus personalidades y socialmente, que la llevan por un cambio de vida y que la orillan a aferrarse más a sus deseos.

Aunque generalmente los protagonistas, y este caso particular también se aplica, son bastante conscientes, suelen esconder sus sentimientos. Y qué decir del lugar donde se desarrollan, normalmente poblados, a veces demasiado pequeños para sus personajes, pero con algún sitio en especial.

Aún con las situaciones y perfiles repetidos, Si supieras busca entregarnos algo mucho más profundo. A lo largo de la historia aparecen pequeñas citas, de Platón, de Oscar Wilde y de Sartre, que parecen dividir la cinta en capítulos, pero a la vez nos están diciendo algo de su protagonista, de su estado de negación y sobre el amor. Inicialmente se nos habla de aquella teoría en la que un cuerpo fue dividido en dos, y por ello estamos condenados a buscar nuestra otra mitad. Pero la trama busca trascender a algo más que solo eso.

El ritmo de la película también suele obstaculizarse de vez en cuando. Incluso por momento se vuelve demasiado literario, pero muy pausado por algo audiovisual. Asimismo, ciertas situaciones tardan en ocurrir. Pero una vez llegados a los puntos clímax, la trama termina por capturarte, y, como ya se ha dicho anteriormente, te enfrentan en un estado sentimental único. Y también tenemos muchas frases muy bonitas como complemento.

En definitiva, Si supieras es una sorpresa de película lésbica gay, sin centrarse por completo en una historia de amor, pero sí es una bella trama de autodescubrimiento, que incluso podría hacer a muchos de sus espectadores cuestionarse. La ternura y la precisión de la parte final son parte importante para el buen resultado general, y la interpretación de la protagonista también aporta un encanto especial.

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