Columna #191 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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El futuro suele ser como una red capaz de atrapar un montón de sentimientos: desde aquellos que nos mantienen llenos de expectativa, ante lo que pueda suceder con algún evento en especial; hasta aquellos capaces de provocar miedo, sobre todo para aquellos que le temen al paso del tiempo, pues el porvenir también llega a marcar el final de algo, incluso de la vida misma.
¿Te imaginas que nuestra vida fuera tan apresurada que en apenas unas 48 horas la viviéramos toda, sin poder detenerla? Parte de ello es lo que cuenta la nueva película Viejos (Old), del controvertido director M. Night Shyamalan, mente detrás de cintas como El sexto sentido, Señales, La aldea y Fragmentado.
La historia arranca cuando el matrimonio de Guy (Gael García Bernal) y Prisca (Vicky Krieps), junto a sus dos hijos Trent (Nolan River) y Maddox (Alexa Swinton), van de camino a sus vacaciones en una playa apartada. La pareja atraviesa un mal momento, no solo amoroso, sino que además la mujer padece un delicado malestar físico. Pronto, el gerente del hotel les ofrece vivir una experiencia en una playa solitaria, a la que finalmente acceden.
Ya en el sitio, la familia se topa con otro grupo de personas, como Charles (Rufus Sewell), quien va con su esposa Chrystal (Abbey Lee), su mamá Agnes (Kathleen Chalfant) y su hija Kara (Mikaya Fisher); o un misterioso rapero de nombre Mid-Sized Sedan (Aaron Pierre), además de otra pareja que pronto entra en escena.
La rareza de todo se suscita cuando un cadáver aparece en la playa y cuando los presentes intentan regresar a la entrada para pedir ayuda, un desmayo los tumba y los regresa de nuevo a la orilla del mar. Así, cuando Trent, Maddox y Kara (en otra etapa interpretados por Alex Wolff, Thomasin McKenzie y Eliza Scanlen) crecen intempestivamente, todos descubrirán también que el lugar los envejece rápidamente y una carrera contra el reloj ha iniciado, en la que deberán tratar de salir antes de morir. ¿Pero aquel imponente lugar, rodeado de altas zonas rocosas y unas olas que golpean fuertemente, lo permitirá?
Viejos es un interesante relato cargado de suspenso y que incluso llega a ser inquietante o aterrador en el punto más álgido de su premisa. Y aunque a la hora de las respuestas se vuelve más floja y reduce considerablemente la tensión, su anécdota termina por sentirse limitada más no perdida en su totalidad.
M. Night Shyamalan, quien se inspira en la novela gráfica Sandcastle para Viejos, nuevamente nos adentra en una historia donde la extrañeza no está ausente e introduce muchos elementos surrealistas, los cuales son capaces hasta de provocar hasta risas nerviosas. Por su parte, los movimientos de cámara, las tomas y el maquillaje son algunas de las piezas claves de la producción para seguir desarrollando el juego visual del paso del tiempo y la incertidumbre.
Una de las cosas que sí resultan lamentables de la historia es que mientras algunos personajes están bien delineados, como el de Thomasin McKenzie o el Rufus Sewell y que además logran buenas actuaciones, hay otros que son desperdiciados como el de Aaron Pierre o el de Eliza Scanlen, el de esta segunda con un talento que ya hemos podido en miniseries como Sharp objects o hasta en la película Mujercitas, y cuya aparición es realmente insignificante.
En definitiva, Viejos terminará por caerse al vacío de las expectativas para aquellos que están en espera de una resolución arriesgada, pero sobra decir que esa no ha sido la especialidad de M. Night Shyamalan y al menos en esta cinta parece encontrar una salida más práctica, por ejemplo a lo que vimos en su anterior largometraje Glass, que completó la trilogía de la que formaba parte solo con ideas dispersas.
Shyalaman podría ser al cine lo que Stephen King a la literatura: son grandes contadores de historias, pero los finales pocas veces son sus fortalezas. Y no es que eso sirva de arma defensora al director para justificar siempre sus errores, pero al menos Viejos sale un poco mejor librada.
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