Columna #183 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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‘Oxígeno’
Alexandre Aja vuelve al suspenso y la tensión, como en su último proyecto Infierno en la tormenta, pero esta vez no con una protagonista acechada por cocodrilos en medio de un sorprendente huracán, sino que ahora nos presenta a una mujer encerrada en una caja y que busca respuestas para lograr salir con vida. Así es Oxígeno, la nueva película del cineasta para Netflix.
La historia sigue a Elizabeth Hansen (Mélanie Laurent), una doctora que despierta en una cápsula criogénica, con recuerdos muy vagos y con poco oxígeno para sobrevivir. Al principio ni siquiera está segura de su nombre, y mucho menos tiene idea de su pasado y cómo es que llegó hasta ahí.
Ella se encuentra prácticamente sola y apenas tiene la compañía de Milo (voz de Mathieu Amalric), la computadora integrada de la cápsula, la cual no tiene la capacidad de pensar por sí sola, sino que Liz debe razonar en las preguntas correctas qué hacer, para conocer más sobre su vida, y para encontrar la forma de salir. Pero las cosas no serán tan sencillas como cree.
Oxígeno abandona el relato ya contado de ser enterrado vivo o estar encerrado en un espacio físicamente conocido, para instalarnos dentro de una cápsula criogénica, logrando desarrollar así otros sucesos interesantes. A través del desconcierto y la angustia de su personaje principal, la película logra hilar una historia llena de tensión y que tiene como estrella a una excelente Mélanie Laurent, capaz de llenar esos momentos a los que llega a sentirse que les sobra tiempo.
La primera media hora de la cinta es quizá la más agobiante, donde al igual que el personaje de Elizabeth no sabemos nada de lo que está pasando, pero escuchamos que el oxígeno va en cuenta regresiva y con algunas aceleraciones corpóreas de la protagonista este va disminuyendo todavía más. Pocas son las alternativas de que alguien logre rescatarla, y ella tiene que hacer sus averiguaciones.
Mélanie Laurent es una estrella e impone un trabajo escénico asombroso, valiéndose sobre todo de sus gestos faciales. La actriz muestra a la perfección diferentes sensaciones, que van desde la desesperación y la ira, hasta el dolor y el miedo.
Aunque a la segunda mitad de la película quizá le sobre duración y pudiera contarse de manera más ágil, es en esta parte cuando se muestran algunas imágenes escalofriantes y también cuando más se desdoblan las respuestas. Algo que debemos agradecer a Oxígeno es que no deje muchas incógnitas en el tintero, como algunas películas de ciencia ficción lo hacen.
En definitiva, Oxígeno es un interesante proyecto dentro de la filmografía de Alexandre Aja, y que ciertamente dentro del catálogo de Netflix representa algo diferente, innovador y fresco, de cara a los estrenos que ha tenido la plataforma en los últimos tiempos. Es un producto que dejará decepcionados o insatisfechos a muy pocos.
‘La mujer en la ventana’
Luego de muchos retrasos, tanto por el cambio de propietario de la desaparecida 20th Century Fox o el cierre de salas de cine por la pandemia y finalmente la venta del proyecto a Netflix para ser lanzado directamente en streaming, por fin ha llegado el estreno de La mujer en la ventana, que prometía mucho más de lo que finalmente ofrece.
La cinta es dirigida por Joe Wright, conocido por cintas como Orgullo y prejuicio, Expiación, deseo y pecado o Las horas más oscuras. Mientras tanto, la historia está basada en la novela homónima de A. J. Finn.
La historia sigue a Anna Fox (Amy Adams), una mujer que padece agorafobia y que vive prácticamente sola en su casa en Nueva York, con apenas la compañía de David (Wyatt Russell), quien alquila el sótano. Pronto, a la casa de enfrente llega a vivir una nueva familia, conformada por un imponente hombre (Gary Oldman), su esposa Jane Russell (Julianne Moore) y el hijo de estos, Ethan (Fred Hechinger).
Desde la ventana de su hogar, Anna es testigo de los conflictos que ocurren cruzando la calle, pero todo cambia cuando es testigo del asesinato de Jane. Aunque Anna denuncia el suceso, frente a ella y la policía se aparece otra mujer (Jennifer Jason Leigh), quien dice ser la verdadera Jane. A partir de entonces, Anna comienza a indagar más en lo que está pasando, y la línea entre la realidad y la mentira se empieza a desdibujar en su mente, a medida que también su control sobre las pastillas y el alcohol empieza a volverse difícil.
A pesar de que pueda resultar un tanto entretenida, y que pueda integrar una fotografía que captura la soledad de su protagonista o un interesante juego con los planos visuales, La mujer en la ventana no tiene nada nuevo bajo la manga y la historia a menudo se siente estancada, provocando que sus problemas en el guion tumben el potencial de la película.
La historia intenta venderse como un thriller enorme y promete muchos acontecimientos sorprendentes, pero la realidad es que los resultados son mucho menores y nada nuevos, en ocasiones idénticos a los de muchas películas de terror. Quizá sea por ello que mientras uno ve esta historia, sienta que está mirando una película de principios de los 2000, de esas que repetían numerosas veces los sábados en la televisión abierta mexicana.
Pero un elenco tan grande y lleno de figuras como Amy Adams y Gary Oldman, no podían decepcionar, y gran parte del peso favorable de esta producción recae sobre los hombros de este reparto. Amy Adams va desde las risas nerviosas, los ataques de pánico y otras emociones propias de alguien que ha vivido muchos meses encerrada en casa. Y tanto Gary Oldman, como el joven Fred Hechinger nos llenan de desconcierto o temor con sus actitudes tan misteriosas.
En definitiva, La mujer en la ventana no ofrece mucho más allá de un rato de entretenimiento, y mantiene un ritmo apagado y presenta sucesos tibios que entorpecen la historia, desarrollando un poco de acción hasta sus últimos momentos. Ciertamente tampoco es el chasco que mucho público quiere pintar, todo por expectativas propias que se hacen de algo y cuando no se les entrega eso mismo se sienten estafados. Por eso no es bueno depositar tantas esperanzas en algo y creer que todo será igual a como esperamos.
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