Columna #169 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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La muerte siempre está rondando nuestras vidas, pero cuando somos jóvenes, y sobre todo adolescentes, parece que esto es algo lejano. “Los adolescentes piensan que son invencibles”, dice Zach en Clouds, la nueva y sumamente conmovedora película que Disney+ trae al fin a Latinoamérica, tras su estreno hace un par de meses en Estados Unidos.
La historia sigue a Zach Sobiech (Fin Argus), un joven carismático que padece osteosarcoma, pero que tras más de veinte sesiones de quimioterapia parece haberlo superado. A su vida llega la oportunidad de salir con Amy Adamle (Madison Iseman), la chica que le gusta, pero justo el día de la cita Zach tiene que ser operado inmediatamente. Los resultados revelan algo: el cáncer se ha propagado por el cuerpo y el chico está en fase terminal.
Con solo un par de meses de vida y sin saber si llegará a la fiesta de graduación de la escuela, Zach vuelve a su rutina. Es un chico soñador y una de sus más grandes pasiones es la música, por lo cual le propone a Sammy Brown (Sabrina Carpenter), su mejor amiga y con quien ha crecido, que compongan y toquen juntos. Y será también el poder de la música lo que lo lleve a lugares tan altos como las nubes en su canción.
Clouds es una película bien intencionada que no se escapa de los tópicos en este tipo de narrativas. Sin embargo, su emotividad tan grande y sincera te envuelven casi por completo en dos horas repletas de mucho corazón y donde las lágrimas de los espectadores cesarán apenas por breves momentos. Precisamente lo segundo hace que este ejercicio de reflexión se adhiera al interior del público, pasando a segundo término el resto.
La cinta está inspirada en hechos reales y basada en el libro Fly a Little Higher, escrito por la madre del joven, Laura Sobiech; incluso los verdaderos involucrados en esta historia de vida participan detrás de la producción. Quizá todo ello ayude a que la película, dirigida por Justin Baldoni, se sienta muy cercana y cierta.
Clouds privilegia la mirada de Zach, un chico que no se rinde a pesar de las difíciles circunstancias, pero tampoco está libre de flaquear en determinados momentos, mostrándonos así un retrato muy humano. Zach acepta la prueba que la vida le ha puesto, pero no puede evitar cuestionarse por qué a él.
Calculadamente, el largometraje introduce escenas de Zach con cada uno de sus familiares y amigos, muchas veces revelando lo desgarrador que resulta para todos el saber que el chico pronto morirá. Parte importante son Laura Sobiech (Neve Campbell) y Rob Sobiech (Tom Everett Scott), los padres de Zach, quienes comparten importantes escenas, sin sentirse nunca que buscan protagonismo. Sus apariciones solos nos permiten conocer la fractura de un matrimonio en estos casos, pero también la búsqueda de alternativas para que quizá algún milagro pueda cambiar el destino ya escrito.
También Sabrina Carpenter logra delinear un personaje lo bastante entrañable y que padece muy de cerca lo que le ocurre a su mejor amigo. Y junto a ella, Fin Argus completa esa amistad encantadora que tratan de mostrar. Y la música que hacen juntos marcan un extra, llegando de forma íntima a los sentimientos. Su interpretación de la canción que da nombre a esta historia no puede ser más emocionante.
En definitiva, Clouds es una película que logra calar en nuestras fibras. Definitivamente no es una revelación dentro de esas historias que buscan inspirar y encontraremos muchas cosas convencionales, pero su mensaje, su espíritu y la buena dirección de Baldoni tienen la cualidad suficiente para encantar. Su invitación a no esperar a mañana para vivir es algo que muchas veces nos repiten (y se nos olvida), y una cinta como esta nos permite recordarlo.
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