
Columna #147 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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El aclamado y desafiante director británico Christopher Nolan está de regreso a la pantalla grande para contar una nueva historia en la que ahonda sobre los temas que tanto le obsesionan: el tiempo y el espacio. Tenet, título que toma su más reciente película, es un enorme espectáculo que nos lanza la pregunta sobre si el futuro puede responder al presente.
Tratando de retomar solamente los primeros minutos de la película y así evitar cualquier tipo de spoiler, la historia arranca en un concierto sinfónico donde un hombre conocido simplemente como el Protagonista (John David Washington) tiene una misión trazada. Y aunque en el lugar recibe ayuda, incluso de aliados que desconoce, al salir es capturado por sus enemigos y llevado hasta unas vías del tren donde le espera la muerte.
Sin embargo, el hombre logra librarse y una cápsula lo llevan hasta otro lugar, donde una misión más grande le será asignada. El Protagonista toma conocimiento de una serie de objetos invertidos que viajan en el tiempo y que tienen el poder de encontrarse, y al igual que una bala puede hacerlo, lo más peligroso sería un arma nuclear que provoque una Tercera Guerra Mundial, por lo que él deberá detener el curso. Y sí, para quienes no han visto la película se sorprenderán de que eso solo son los primeros minutos de la cinta y lejos está de propiciar muchos detalles.
Tenet es un fascinante espectáculo visual y sonoro que poco a poco va encontrando la forma de convencer a los espectadores, luego de un arranque acelerado y repleto de información con la que más de uno puede desorientarse y perder el hilo de la historia. Incluso a veces desearías pausarla para respirar y hacer un mapa mental, aunque eso también podría volver la película más cansada y revelarnos incluso algunos defectos.
El filme no podría ser más que apropiado para llegar a la pantalla grande, tal como su guionista y director lo ha peleado durante tantos meses, a pesar de vivir un momento en que se presentaba difícil su estreno en este formato. Los grandes escenarios de batalla y el sonido envolvente nos adentran en una cinta épica plagada de acción, cuyas dos horas y media de duración se sienten como agua.
Los problemas que tiene esta cinta siempre recaen en el guion y los personajes. La primera parte de la película se siente que avanza demasiado rápido y los diálogos entre personajes son igual de apresurados. Y aunque a veces las conversaciones buscan ser muy explicativas a lo que se quiere contar, llegan a sentirse demasiado, dejando poco espacio para los silencios o que las acciones hablen por sí solas.
Por su parte, el personaje principal interpretado por John David Washington se pinta demasiado frío y fuera de sí quizá esa fue una intención de Nolan, esa misma falta de carisma termina por volverlo distante a ojos de los espectadores. Contrario a otras películas del cineasta, como Interestelar y El origen, donde sus protagonistas poseen esos atributos humanos, aquí vemos al personaje central como un ente en busca de respuestas y destinado al combate.
Pero esa humanidad, afortunadamente, no está totalmente exenta en la trama. Kat (Elizabeth Debicki), la esposa del villano Sator (Kenneth Branagh), tiene ese toque sensible en una línea con su pequeño hijo. Aunque de igual manera esta parte no se desarrolla mucho, pues Tenet está más preocupada o centrada por dar seguimiento a las teorías y acciones de su propuesta, más que a otra cosa.
Por otro lado, la película también se completa con buenas actuaciones de todo el reparto, y sobresale mucho Robert Pattinson como Neil, quien en todo momento se siente como una persona llena de información y que conoce muchos detalles sobre el presente y el futuro.
En definitiva, Tenet es una aventura extraordinaria y que si bien no se trata de la mejor película de Christopher Nolan sí es un deleite más que añadir a su filmografía. Centrado y prestando la atención que se debe, la película resulta entendible en una primera vista y no es tan compleja como muchos quieran pintar. Aunque seguramente, y me incluyo, en una segunda o tercera revisión encontraremos más detalles que se nos fueron, o entenderemos cosas que no quedaron lo suficientemente claras. Y desde luego, la película logra al menos lo suficiente para volver a verla más veces.
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