Columna #16 | Caleidoscopio por Miguel Parpadeos
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Las aventuras de un ladrón en su búsqueda por vengar la muerte de su padre cautivaron a todo el mundo a inicio de 2021. Tan solo en el primer mes de su estreno, la serie francesa Lupin, de Netflix, fue vista en alrededor de 70 millones de hogares. Planeada originalmente para tener diez episodios en total, las grabaciones permitieron únicamente que se lanzaran los primeros cinco de la temporada uno debido a la pandemia de COVID-19. Medio año después de convertirse en un éxito instantáneo, regresa con la segunda parte para concluir la historia.
La premisa de esta serie nos plantea a Assane Diop (Omar Sy), un ladrón francés que toma la moral y tácticas de robo del icónico personaje Lupin creador por Maurice Leblanc. Su meta es hacer pagar al magnate Hubert Pellegrini por haber acusado a su padre de robo y después mandarlo a asesinar. Durante la primera parte, vemos a Assane buscar cualquier tipo de evidencia, mientras Pellegrini descubre las intenciones del ladrón e intentará deshacerse de él.
Las nuevas hazañas de Assane continúa con la historia del último episodio, donde en un viaje que tiene con su familia a las playas de Étretat, su hijo Raoul es secuestrado por uno de los hombres de Pellegrini. La única persona que consiguió ver lo ocurrido es Youssef Guedira, uno de los policías que buscan capturarlo. Ahora como aliado, decide sumarse a Assane para ayudarlo a seguir el paradero del hijo y recuperarlo.
Las historias de los episodios en esta nueva entrega de Lupin están ligadas de una manera más estrecha. Mientras la primera parte se sentían más como aventuras individuales cuyas consecuencias no eran tan evidentes en la trama general, en esta ocasión ocurre todo lo contrario. Una vez concluido el primer episodio queda claro que el conflicto entre Assane y el señor Pellegrini ha escalado y cuya resolución está próxima. Por si fuera poco, el riesgo es mayor para el protagonista, ahora que su enemigo y la policía han descubierto su identidad.
La magia del proyecto sigue recayendo en Omar Sy, que, con su enorme sonrisa, carisma y sus habilidades histriónicas, llena la pantalla siempre que aparece en una escena. Todos los personajes de ensamble resaltan y, hacia el final de la historia, se vuelven de lo más memorables. Una de las grandes adiciones es el actor Stefan Crepon, un joven que empieza a trabajar con el señor Pellegrini, y que es más de lo que aparenta ser.
La intriga en la historia gracias a las dificultades que debe enfrentar Assane, la astucia en que el personaje se las ingenia para salirse con la suya, y los giros de tuerca, muchos de ellos totalmente inesperados. Aunque la serie no es tal cual una adaptación de las novelas de Leblanc, siguen las referencias a sus escritos. Uno de los más claros es el policía Guedira, quien el propio Assane lo apoda como Ganimard, personaje de los libros, y que tiene una función similar a la contraparte literaria en la serie.
Aunque la historia en ocasiones exige una suspensión de la credibilidad, o empezarían a encontrarse huecos o aspectos ilógicos, Lupin se convierte en lo más entretenido que ha ofrecido el año, donde demuestra que lo divertido no tiene que estar peleado con calidad en actuaciones, guiones y dirección. La tercera parte ya se encuentra en desarrollo y los creadores han confirmado que será una nueva historia. Habrá que esperar para saber qué hazañas tendrá esta modernización del icónico ladrón francés.
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