Columna #189 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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Después de una larga espera debido al COVID-19, En el barrio (In The Heights) ha llegado por fin a la pantalla grande, una celebración musical que desborda sabor y alegría, y que rinde homenaje a las comunidades latinas alojadas en Nueva York.
La historia está basada en el musical homónimo de Lin-Manuel Miranda y que fuera escenificada en Broadway en 2008, siendo objeto de múltiples premios. La cinta sigue la vida de varios latinos en el barrio de Washington Heights: como Usnavi de la Vega (Anthony Ramos), también convertido en narrador a veces, quien maneja junto a su primo Sonny (Gregory Díaz) una tienda de abarrotes, pero cuyo deseo es hacerse de una propiedad en República Dominicana para convertirlo en un negocio playero.
Pero también está Vanessa (Melissa Barrera), una chica que trabaja en un salón de belleza junto a Daniela (Daphne Rubín-Vega), Carla (Stephanie Beatriz) y Cuca (Dascha Polanco), pero que aspira a convertirse en una diseñadora de modas. O Nina Rosario (Leslie Grace), una chica que regresa a la comunidad después de un desalentador año en Stanford y que ahora espera reencontrar su identidad.
Al ritmo de sabores latinos como la salsa, el merengue y la bachata, que se entremezclan con el hip-hop, En el barrio va hilando historias llenas de sueños que anhelan se vuelvan realidad y de historias de vida que deben ser escuchadas. Paciencia y fe parecen ser los ingredientes perfectos para esa vibrante lucha.
El director Jon M. Chu (Crazy rich asians) nos lleva de la mano a través de musicales visualmente espectaculares y coloridos, cuando la unión de la comunidad se hace presente; otras piezas, como temas más poperos y baladas, aderezadas con toques de realismo mágico; o incluso nos adentra en una secuencia conmovedora y melancólica con el solo de la Abuela Claudia (Olga Merediz).
Sin demeritar el encantador trabajo de todo el reparto, nuestra mexicana Melissa Barrera se arma en escena con todo el talento que sabemos posee: desde su histrionismo, que la hizo comenzar protagonizando telenovelas en TV Azteca, luego escalar a Netflix, posteriormente llegar a las series norteamericanas y finalmente conseguir este papel que significa su arranque en el séptimo arte hollywoodense. Su capacidad para las pistas, demostrado desde su participación en realities como La Academia o Baila si puedes, vuelve a manifestarse; y su técnica vocal significa, individualmente, haber encontrado su sitio en la música.
A pesar de su consistencia enérgica, quizá una de las cosas que le restaría a esta adaptación cinematográfica sea su duración de 143 minutos, resultando difícil aguantar hasta el final para aquellos que tienen problemas de empatizar con el género musical. En el barrio no es precisamente la mejor manera de comenzar. Pero aquellos espectadores capaces de adentrarse en su mensaje y disfrutar de su sangre caliente, es probable que terminen sorprendidos.
En definitiva, En el barrio es una fiesta que puede llevar no solo a los latinos en Estados Unidos, sino a todo el resto de habla hispana, a celebrar y reencontrarnos con nuestras raíces. La necesidad de ondear las banderas de México, República Dominicana, Cuba, entre otros, y la hermandad de todos ellos para que sus voces sean escuchadas y que la discriminación sea aminorada, o que aún sin electricidad puedan brillar, son algunas de las situaciones marcadas que hacen de esta película un espectáculo lleno de júbilo para tiempos inciertos y cambiantes.
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