Columna #8 | Caleidoscopio por Miguel Parpadeos
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A mediados de 2007 se estrenó en las televisiones españolas el primer episodio de El internado: Laguna Negra. La serie presentaba a un grupo de jóvenes que investigaban extraños sucesos en su colegio. El misterio era adictivo, pues tenía como maestra a la serie Lost que en esos años hacía lo mismo con el público de Estados Unidos. El éxito de sus siete temporadas fue más allá de las fronteras españolas. Latinoamérica quedó enganchado con la historia e incluso en Francia hicieron su propia versión de la serie. En el programa se dieron a conocer Yon González (Gran Hotel), Blanca Suárez (Las chicas del cable) y Ana de Armas (Blade Runner 2049, Knives Out). Más de una década después se estrena El internado: Las cumbres, reboot producido por Atresmedia Studios y Amazon Prime Video
Esta nueva versión está dirigida al público juvenil actual con una historia completamente diferente, otro grupo de alumnos y el colegio ubicado en un antiguo monasterio. Contrario a Laguna Negra, donde había un ambiente escolar más acogedor, Las Cumbres recibe en sus aulas a aquellas personas problemáticas, que incluso algunas deberían estar encarcelados. Esta circunstancia obliga al lugar a contar con una estricta vigilancia, prohibir el acceso a la tecnología para los estudiantes e implementar castigos severos cuando las normas se rompan.
La protagonista es la rebelde Amaia (Asia Ortega), que un día decide escapar del internado con su grupo de amigos. Cuando el plan resulta fallido, ella y su novio Manu son los únicos que consiguen salir y aventurarse en el bosque que rodea el centro escolar. En el desconocido terreno, Manu se accidenta terriblemente. Sin poder hacer nada para ayudarle, observa cómo una misteriosa figura con máscara de un cuervo y túnica se lleva a su amado. Amaia es llevada de vuelta al internado, donde ahora tendrá como propósito descubrir qué ha sido de su novio. En su ayuda estará Paul (Albert Salazar), amigo de ambos, quien empezará a interesarse por los monjes y el pasado del colegio.
Por más que se evite comparar esta versión con la original, uno termina por hacerlo después del pésimo desarrollo de la historia en la primera mitad de los ocho episodios de esta temporada. Laguna Negra tenía un melodrama juvenil con mucho romance y sexo, que era igual de interesante que el misterio. Este primer bloque en Las Cumbres se enfoca más en presentar las diferentes dinámicas que hay dentro de la institución, mientras nos van presentando a los diferentes alumnos. Está la joven Inés, hija del dueño de la escuela y quien padece amnesia; o Adéle, la hermana de Paul que empieza a ser víctima de bullying.
A pesar de las tensiones y nuevas relaciones en esta serie, ninguna es lo suficientemente entrañable. Por momentos intenta ser audaz al entablar una especie de relación poliamorosa, como lo exploró la serie Élite de Netflix, pero que simplemente se siente fuera de lugar. Por fortuna, en la segunda mitad se solucionan todos estos problemas cuando por fin entran de lleno a investigar qué fue de Manu y la verdad sobre el lugar donde estudian.
La presencia del monasterio permite a los guionistas jugar con elementos de posesiones demoniacas y cultos, a la vez que hay un cuestionamiento sobre lo religioso a través de la ciencia por medio de la investigadora Elvira, interpretada por Mina El Hammani. Luego de ver a la actriz interpretar a la entrañable chica musulmana Nadia en Élite, se aplaude el esfuerzo de la producción por elegirla y darle un papel donde su origen no influye. Junto con ella está el monje Elías (Alberto Amarilla), quienes destacan dentro del elenco adulto que ofrece la serie.
En los últimos dos episodios de la serie se encuentra lo que uno deseaba ver en esta nueva versión. El final es satisfactorio y tiene un excelente gancho que deja la puerta abierta para que haya una continuación. Por fortuna, la grabación de una segunda temporada ya fue anunciada, así que esperemos que sea tan interesante como la última parte de la historia, en lugar de lo irregular y desabrido de su inicio.
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