Columna #33 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
Para nadie es un secreto, ni un misterio, la fuerza que han perdido las producciones seriadas de Televisa, como telenovelas y actualmente sus teleseries. Pero en medio de ese panorama que pintaba tan oscuro para la televisora mexicana, una producción llegó para establecerse como una luz al final del camino. Me refiero a Mi marido tiene familia 2, y más específicamente a la historia de Aristóteles y Temo, mejor conocida por el público como Aristemo.
Para aquellos que no están familiarizados, Mi marido tiene familia 2 (también titulada Mi marido tiene más familia), es la segunda temporada o parte de esta teleserie, cuya primera temporada fue transmitida entre Junio y Octubre de 2017. La historia es protagonizada por Zuria Vega y Daniel Arenas, y la producción corre a cargo de Juan Osorio.
Esta segunda temporada sigue a nuevos miembros de la familia que Robert (Daniel Arenas) descubre tener. La trama aborda un sin fin de temas, muchos que resultan un tanto novedosos para las producciones mexicanas como lo es la religión.
Entre las subtramas, una de las que más ha captado la atención del público es la de Aristóteles (Emilio Osorio), un primo aún menor de edad de Robert, hijo de Audifaz (René Casados) y de Polita (Gabriela Platas). En la nueva pensión donde vive con su familia, Aristóteles conoce a Temo (Joaquín Bondoni), hijo de Pancho López (Arath de la Torre). Aunque la relación de ambos inicia como una amistad, Temo queda flechado por Aristóteles desde el primer momento en que se conocen.
Por un lado, Temo se enfrenta a la realidad de asimilarse como homosexual y de revelarle su verdad a su familia. Por otra parte, la historia de Aristóteles es diferente. Primeramente dice no sentir nada por Temo, salvo un cariño de amigos; luego se enfrenta a su familia, para defender a Temo, sobre todo de hombre tan religioso como su papá; y más tarde, los celos de ver a Temo como novio de Diego, lo hacen reconocer que está enamorado de su amigo. A partir de ahí inician un noviazgo, que los lleva a enfrentarse a Imelda (Silvia Pinal), una mujer homofóbica y buscadora de “las buenas costumbres”.
Mi marido tiene familia 2, al igual como su primera temporada, no goza de un presupuesto vasto. Sin embargo, la teleserie es parte de esas producciones cuya efectividad y atractivo lo encuentran en algo tan valioso como lo es el guion, y en tantos temas que han tomado la iniciativa de abordar como lo son la religión, la familia contemporánea y las relaciones entre personas del mismo sexo.
La homosexualidad, que si bien se trata de forma más abierta y sin clichés desde hace muchos años en teleseries mexicanas, no se había retratado en dos chicos adolescentes. El éxito de Aristóteles y Temo es tan arrollador que se mantienen como tendencia de Twitter, incluso cuando la historia no se transmite, y hasta se han creado cientos de fanfiction sobre ellos.
¿Entonces cuáles son las claves del éxito de esta pareja? Por un parte, Mi marido tiene familia 2, y en específico la subtrama de Aristemo, obedece a eso que la televisión abierta había dejado de hacer: televisión interactiva. Desde hace varios años, Televisa y Tv azteca se han enfrascado en las historias de violencia, corrupción, narcotráfico, política, crimen, y más, que si bien forman parte de la realidad social, ya han sido muy retomados, y se han descuidado de otros temas como la homosexualidad.
Todos los temas de actualidad que trataban las televisoras mexicanas mantenían tendencias a la oscuridad, a lo desalentador. Aquí se rompe con eso y se privilegian el amor y la familia. ¿Recuerdan al menos alguna historia familiar donde se haya abordado el tema de la homosexualidad con tanta sinceridad y frescura? Aquí el tema es central y hay muchos sitios que se pueden explorar.
Las historias de Aristóteles y Temo, tanto individuales como en pareja, se prestan para que el público se identifique con ellos, para representarse y para algo tan importante como comentarse. Hemos visto a estos chicos confundirse sobre sus sentimientos, estar en crisis, asimilarse como gays, sufrir celos, entre otras cosas, y al final la gente se ha dado la libertad de soñar.
En definitiva, Mi marido tiene familia 2 resultó un experimento favorecedor para Televisa, donde se puede hacer alusión a decenas de temas y la historia seguramente seguiría viva. La subtrama de Aristemo ha rescatado eso que la televisión abierta necesita: temas de actualidad que no necesariamente tiendan a la oscuridad, personajes reales, y al final estar más cerca del público atendiendo sus necesidades.
De nada sirve a Televisa intentar producir ficción de más alta calidad y de un estilo premium si sus historias no conectan la gente. Aquí se dio voz y centralidad a dos adolescentes gays, cuya historia se ha desarrollado en un largo proceso, bien cuidado, y la respuesta de agradecimiento del público queda demostrada en los hechos.
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