Columna #35 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
Después de mucha expectativa, desde el lanzamiento de su primer trailer y hasta el último avance, llegó a las salas de cine mexicanas, y antes que en su país de origen, Aquaman, la primer película en solitario del superhéroe de DC cómics, y a quien ya habíamos visto solo en pequeñas apariciones en Batman v Superman y en La liga de la justicia.
La película es dirigida por James Wan, quien debuta en el mundo de los superhéroes, y quien tiene una amplia trayectoria en el cine de terror dirigiendo cintas como Saw, La noche del demonio, El conjuro o incluso fuera de ese género Rápidos y furiosos 7. Sin duda, este proyecto representaba todo un reto para Wan.
La historia sigue a Arthur Curry (Jason Momoa) quien, tras los hechos acontecidos en La liga de la justicia, se muestra renuente a aceptarse como rey de Atlantis. Pero su decisión, que se mantenía firme, debe modificarse cuando Mera (Amber Heard) le pide a reconocer ser rey, pues el hermano de este, el príncipe Orm (Patrick Wlson) planea desatar una guerra entre los habitantes del océano y a atacar a los humanos de la superficie. Entonces, Arthur deberá adentrarse en una búsqueda de un tridente y tomar su posición.
Si tuviera que describir personalmente, en una palabra, lo que sentí después de ver Aquaman, esa palabra sería satisfacción. Aquaman es la mejor película del universo DC solo por debajo de La mujer maravilla, pero sí por encima de La liga de la justicia, El hombre de acero, y muchísimo más de aquella mala película como lo es Batman v Superman.
Aquaman es una cinta fresca, que llega para seguir dándole luz al universo DC que parecía tan perdido y que poco a poco va adentrándose en nuevos horizontes. La película tiene seriedad sin caer en la rigidez con que se estaba tornando este universo de superhéroes, dando así permisividad de momentos divertidos sin caer en lo burdo.
Tal parece que los encargados de este mundo de superhéroes están entendiendo cómo contar las historias y de cómo estructurarlas. Aquaman comienza hablándonos de cómo se conocieron Atlanna (Nicole Kidman) y Thomas Curry (Temuera Morrison), padres de Arthur; luego se nos lleva en una sola escena a la infancia del rey de los mares; finalmente se da el salto del tiempo hasta la adultez del protagonista.
Sin embargo, a lo largo de la película también podemos ver flashbacks de la adolescencia de Arthur. El resultado es increíble porque ningún momento queda fuera sin mostrarse aunque sea un poco y lo pertinente. El tiempo que se da a cada momento es el necesario, ni rápido que parezca un resumen (como en Batman v Superman), ni que la historia se esté contando con toda calma.
Algo destacado en eso de aprender a contar historias es que aquí, al igual que en La mujer maravilla, el villano trata de persuadir al héroe mostrándole la destrucción que hacen los humanos al mundo. En el caso de Aquaman se destacan la contaminación a los mares o la caza de animales, entrando entonces hasta un debate sobre ecología. Es entonces que el héroe debe cuestionarse y dar su veredicto sobre por qué salvar a los suyos, y eso es la simple creencia en la especie. En pocas palabras se da muestra de por qué ser héroe.
Dentro del filme se pueden encontrar imponentes efectos visuales con mucha nitidez, llenos de mucho colorido y mucho más apreciables al ojo que aquellos enceguecedores efectos por los que apostaba Zack Synder en películas como El hombre de acero o Batman v Superman. Me atrevería a decir que es la película de DC con los mejores efectos y sin temor a una equivocación. Es un despliegue atrapante de gráficos.
Por otro parte, el reparto es maravilloso. Nicole Kidman siempre se caracteriza por tener una gran presencia, por destacar y aquí no es la excepción; Jason Momoa ya merecía personificar a este héroe en una película en solitario, con todo y su corpulencia que denotan fuerza, también es capaz de mostrar vulnerabilidad y un sentido humorístico; Amber Heard luce hermosa y transmite poder; y Patrick Wilson logra dar vida a un villano soberbio.
En definitiva, Aquaman llega a refrescar el universo de DC, cargada de acción, acompañada de unos efectos estupendos, y de una historia formal pero también con la permisividad de divertirnos y hacernos reír por momentos. Es probablemente la película más diferente de este conjunto de superhéroes, y no lo digo como si estuviera mal, por el contrario, aquí se presenta una propuesta de cambiar, de evolucionar, de hacer las cosas bien.
James Wan obtiene un buen logro como director y, por qué no decirlo, un gran debut como director en el mundo de los superhéroes. Aquaman es una de las grandes sorpresas del 2018 que seguro cautivará a muchos, sobre todo a aquellos seguidores del universo DC que tenían sus esperanzas en que esto mantuviera la fuerza de La mujer maravilla. Mientras tanto, aquellos que digan no haber quedado complacidos tampoco podrán negar los elementos destacables de esta película.
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