Columna #117 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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Esos tiempos donde las cintas de DC insistían en ser oscuras y lo que más les faltaba era personalidad han quedado muy atrás. Para muestra de ello los últimos lanzamientos de esta compañía como Shazam! y, por supuesto, la nueva Aves de presa (y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn).
La cinta es dirigida por Cathy Yan, con una corta carrera dirigiendo largometrajes, siendo esta su segunda película es ese ámbito, luego de Dead pigs.
La historia arranca con una explicación en voz de Harley Quinn (Margot Robbie) hablando sobre su infancia y un poco de su relación con el Guasón, con quien acaba de terminar. Sabiendo que ya no tiene la protección de su ex, la joven criminal se vuelve objeto de muchas personas a las que dañó en Ciudad Gótica para acabar con su vida.
Pero la búsqueda de una joya perteneciente al aterrador Roman Sionis/Black Mask (Ewan McGregor), que fue robada por Cassandra Caín (Ella Jay Basco), una ladronzuela adolescente, podría ser el trato perfecto para que Harley tenga protección. Además, el camino la llevará a toparse con tres mujeres: Cazadora (Mary Elizabeth Winstead), Renee Montoya (Rosie Pérez) y Dinah Lance/Black Canary (Jurnee Smollett-Bell), que podrían convertirse en nuevas enemigas o quizá en aliadas.
Absurda, excéntrica, divertida, llena de acción y de poder femenino, así es Aves de presa. La cinta muestra personalidad por todas partes y eso se lo debe en parte a su fantástico diseño de producción, lleno de brillantina y colores vivos que contrastan con la oscuridad de Ciudad Gótica; así como a su tono único marcado por el absurdo de algunas situaciones y el excentricismo, que provocan la atracción del espectador y el gozo.
Esta divertida comedia criminal deja de lado la narrativa lineal, para dar algunos pequeños saltos temporales al pasado, volviendo más interesantes de contar algunos hechos. Así la historia nos entrelaza la vida de cuatro fuertes mujeres, buscando independencia y demostrando su poder, luego de ser rebajadas y sometidas, en muchas ocasiones, por los hombres. Además, la unión femenina es sinónimo de autoridad.
El talento de Margot Robbie es innegable y no por nada su personificación como Harley Quinn en Escuadrón suicida fue una de las intervenciones que más gustó al público en general y que le llevó a ser protagonista de esta película. Pero con todo y su talento, el resto de sus compañeras no se quedan en la lona y también logran brillar en sus pequeñas narrativas introductorias.
Es un gusto ver a Mary Elizabeth Winstead tomar un papel de Cazadora, a quien se le adjudican varias de las escenas más risorias, incluyendo su presentación para aclarar que su nombre no es “La Asesina de la Ballesta”. También las personalidades de Rosie Pérez y Jurnee Smollett-Bell logran resaltar y despiden fuerza, no solo por sus personajes, sino como actrices. Y qué decir de Ewan McGregor, que es una lástima no verlo un poco más como el aterrador Black Mask.
El pero más notorio de La fantabulosa emancipación de Harley Quinn son ciertas caídas de ritmo que tiene en el desarrollo de la trama y que provocan un poco de desinterés para los espectadores. Sin embargo, todo vuelve a salir a flote, una y otra vez, sobre todo gracias a ese fantástico acto final, repleto de acción y con una coreografía exquisita por parte de sus protagonistas y los maleantes que buscan liquidarlas. Además, la unión de las protagonistas es vigor puro.
En definitiva, Aves de presa es una entretenida historia, llena de adornos bien montados y colocados, y protagonizada por un equipo de mujeres capaces de llenar la pantalla. Esperemos que el éxito de la película sea suficiente para asegurar el regreso de Cazadora, Black Canary y Renee Montoya, porque hay mucho que tienen que demostrar juntas. A pesar de sus breves baches de ritmo, el resultado general pesa más como para prestarle mucha atención a esas ligeras detenciones.
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