Columna #161 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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Cada año Netflix nos llena de un montón de contenido navideño (y que cada año parece ir en aumento), pero pocas producciones han sido tan especiales y encantadoras como Crónicas de navidad, la cual precisamente regresa con una secuela. Ahora, Chris Columbus (Mi pobre angelito, Harry Potter y la piedra filosofal, Harry Potter y la cámara secreta) se suma como director, además de ser productor como en la entrega anterior.
La historia deja de lado las frías y nevadas calles decembrinas de algunas ciudades de Estados Unidos para transportarnos hasta las cálidas playas de Cancún, en México. Ahí, la ya conocida Cate (Darby Camp) está pasando la navidad con su hermano Teddy (Judah Lewis) y su madre Claire (Kimberly Williams-Paisley), pero también están el nuevo novio de Claire, Bob (Tyrese Gibson) y su hijo Jack (Jahzir Bruno). La principal preocupación de Cate es que el nuevo noviazgo de su mamá haga que olviden para siempre a su padre fallecido.
Luego de que Claire y su novio obtengan pases para visitar las pirámides mayas, Cate encuentra la solución perfecta para tratar de huir y regresar a su ciudad. Pero todo resulta una trampa de Belsnickel (Julian Dennison), un malvado elfo y ahora convertido en humano, que busca la manera de transportarse hasta la aldea de Santa, para destruir la estrella que da vida a la Navidad. Así, Cate, con la nueva ayuda de Jack, se reunirá con su viejo amigo Santa (Kurt Russell) y conocerá a la señora Claus (Goldie Hawn), buscando salvar la Navidad.
Con todo el encanto de su predecesora y con el experimentado Chris Columbus en la dirección, Crónicas de navidad 2 parecería muy prometedora. Lamentablemente, el resultado no aporta mucho a la historia, ni logra ser tan agradable y divertida como la primera parte. A pesar de que las aventuras no faltan, los problemas son tan tibios que generan muy poca emoción.
Kurt Russell regresa con el papel de Papá Noel y aunque su personaje es aún entrañable, hay muchos otros que logran brillar más que él y adquieren mayor protagonismo. Goldie Hawn es una de las participaciones que se agradece adquieran mayor peso, contrario al cameo final que realizó en la cinta anterior. Hawn teje un papel tan maternal que es imposible no encariñarse con ella. Igualmente, los renos y los juguetones elfos tienen una mayor aparición, aunque estos últimos tampoco transmiten la misma gracia.
Igualmente gris resulta el aparente villano Belsnickel, y digo aparente villano porque jamás da una verdadera sensación de peligro y todas sus maldades se reducen a una sensación de berrinche y rencor. Y realmente eso es lo que habita en su corazón.
Mientras el trabajo visual trata de llenarnos de magia, la historia se torna bastante contenida: hay muy poco desplazamiento de escenarios, desarrollando la mayor parte de su acción en el Polo Norte; asimismo, aunque parece que el mensaje es claro de “la navidad no se trata de dónde estés, sino con quien”, a veces se abren tantas subtramas que el mensaje principal pasa a un segundo plano perdido.
En definitiva, Crónicas de navidad 2 se queda bastante por debajo de la primera parte, donde incluso los adultos pudimos pasarla como niños, reírnos y conmovernos. El maratonear las dos películas continuas permite visualizar en esta secuela la falta de espíritu alegre y aventurero de la predecesora. En esta continuación hasta la comedia se siente ausente y la poca atención en los personajes terminan por reducir bastante la chispa. Como si la luz de Navidad del Polo Norte que se apaga nos hubiera robado también a nosotros los espectadores.
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