Columna #192 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
Instagram: @beepbeeprichiemx | Twitter: @beepbeeprichieX
Warner Bros. Pictures llega a cines recargada y sin censura con El escuadrón suicida (The suicide squad), ahora bajo la interesante visión del director James Gunn, y que además actúa como un reboot/reinicio de la fallida cinta de David Ayer de 2016. Y si bien la película incorpora algunos personajes de Escuadrón suicida, la nueva apuesta los introduce en una historia mucho más violenta, grotesca y, lo más importante, pulida.
Precisamente uno de los personajes que regresa es Amanda Waller (Viola Davis), la jefa de Task Force X, y quien se encarga de reunir a un grupo de criminales en prisión y con diferentes habilidades, para una misión especial. Así, Harley Quinn (Margot Robbie), Rick Flag (Joel Kinnaman), Capitán Boomerang (Jai Courtney), Blackguard (Pete Davidson) y más, además de un grupo paralelo como Bloodsport (Idris Elba), Peacemaker (John Cena), Polka-Dot Man (David Dastmalchian), Ratcatcher 2 (Daniela Melchior) y King Shark (la voz original de Sylvester Stallone) son enviados a la isla latinoamericana Corto Maltés.
La situación es clara: los villanos deben adentrarse en la ciudad para destruir Jötunheim, una prisión y laboratorio de la era nazi. Pero los reclutados no solo peligran con los responsables del sitio o con el dictador de Corto Maltés, sino que además Waller se encarga de vigilarlos y la amenaza de hacerlos volar en pedazos ante una desobediencia o provocación, se mantiene latente. Por si fuera poco, el mayor enemigo (Starro) se encuentra en las entrañas del laboratorio y el enfrentamiento terminará por ser enorme.
El cinismo y descaro de James Gunn alcanzan su máximo esplendor, y además sostiene una libertad creativa que jamás tendría en Marvel con Guardianes de la galaxia, un atrevimiento tal que le ha llevado a recibir la clasificación R para esta nueva película del mundo de DC Cómics. Pero esa misma libertad creativa es lo que provocará preguntas en los seguidores del universo antes trazado y el por qué a David Ayer no recibió ese mismo trato. Pero eso abre otro debate que al menos a la propuesta de Gunn no atañe.
Independientemente de si la cinta de 2016 es una decepción y si los responsables de ello fueron Ayer o los estudios Warner que hicieron decenas de modificaciones, El escuadrón suicida se plantea mucho más ambiciosa y estilizada, y sobre todo hace honor a su título, donde nunca hacen falta múltiples muertes, baños de sangre y excesos por todos lados.
La marca de Gunn en cuanto a la banda sonora nos hace eco a su trabajo en Guardianes de la galaxia, pero el director también busca imponer un sello único a este largometraje, como esas transiciones que marcan cada parte de la película y los títulos o palabras conectados con la narrativa visual.
A diferencia de la historia de 2016, donde no conocimos a fondo a gran parte de los personajes, El escuadrón suicida nos lanza a todos rápidamente a la acción sin presentación, pero conforme avanza la historia va desdoblando aristas para conocer más sobre el pasado de nuestros protagonistas.
Así nos vamos a acercando a sus miembros muy diferentes entre ellos: desde el enorme corazón de Ratcatcher 2, la sensibilidad de King Shark y las problemáticas mentales de Polka Dot-Man, hasta la táctica de Rick Flag, la imponencia implacable de Peacemaker y el liderazgo absoluto de Bloodsport. Y claro, también está la personalidad retorcida de Harley Quinn, pero de ella ya teníamos referencia en otras entregas. Actoralmente, Idris Elba logra construir un personaje poderoso.
Por otra parte, también se mantiene un exquisito equilibrio entre la comedia, repleta de chistes muy adultos y humor negro; la acción, enérgica y a veces absurda; y la violencia, aunque esta última por momentos llega a resultar desmesurada.
En definitiva, El escuadrón suicida es un espectáculo dinámico y feroz. Es una montaña rusa para alzar los brazos y dejarse llevar con toda su adrenalina. Y aunque a veces algunos planteamientos y situaciones parecen ser demasiado o se perciben exagerados, estos suelen ser menores; y el sobresaliente de todo el conjunto, desde la visión de su director hasta el elenco, llevan a la película a mantenerse en una línea lo bastante firme.
Dejar una contestacion