Columna #167 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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La vida puede sorprendernos de muchas formas en cualquier momento, pero la más trágica de ellas, sin duda, es la muerte. Las cosas que teníamos planteadas pueden desmoronarse en un momento, en una situación que nos deja incluso irreconocibles a nosotros mismos. Una parte de ello es lo que nos muestra Fragmentos de una mujer, nueva película de Netflix y que tuviera su exitoso estreno durante el Festival de Venecia.
La película es dirigida por el húngaro Kornél Mundruczó y escrita por Kata Wéber. La escritora se inspiró en su propia experiencia perdiendo un hijo con Mundruczó, aunque su creación tampoco se trata de una historia totalmente basada en hechos reales. Por ahí hay creadores que dicen que hay que escribir sobre lo que uno conoce y, en este caso en particular, el vivir un duro proceso como esto seguramente ayudó a la guionista.
La historia sigue a Martha (Vannesa Kirby) y Sean (Shia LaBeouf), un matrimonio que están a punto de convertirse en padres primerizos. Martha es una ejecutiva, mientras que Sean se dedica a la construcción. Después de varios meses, Martha entra en labor de parto, en un alumbramiento que está programado en casa. El esposo llama a Bárbara, la partera que los atenderá, pero esta envía en su lugar a Eva.
En un interesante plano secuencia que ocupa alrededor de 20 minutos somos testigos de los nervios y el dolor de Martha, así como de la felicidad y preocupación de Sean. Pero antes de que el bebé salga del vientre, Eva se da cuenta que la frecuencia cardiaca del bebé está bajando. Finalmente el bebé muere a pocos minutos de nacer, y en los siguientes meses veremos como el matrimonio termina por romperse, mientras que cada uno lidia con este acontecimiento a su manera.
Fragmentos de una mujer es una película que retrata el dolor y el duelo de la pérdida de un hijo, a la vez que el personaje de Vanessa Kirby debe enfrentar un proceso legal y las expectativas de su madre sobre cómo seguir adelante; mientras que el personaje de Shia LaBeouf parece estar siempre en una etapa de una autodestrucción.
Más allá de la trama, gran peso de la película recae en las actuaciones de sus protagonistas: tanto Kirby como LaBeouf entregan sólidas participaciones, invitándonos a los espectadores a sentir ocasionalmente su soledad, en varias ocasiones a través de silencios que no necesitan diálogos para poder percibir un poco de lo que están sintiendo o viviendo.
Kirby, quien ha demostrado su potencial desde series como The crown, logra sobresalir un poco más que su compañero, en gran parte por el desarrollo de su personaje. La actriz nos conduce a algunas de las escenas más sobresalientes, como una discusión con su madre Elizabeth (Eilen Burstyn), que sin duda logra envolverte por entero en el caluroso ambiente familiar.
Por su parte, el personaje de LaBeouf goza de menos matices. Al principio nos muestra lo duro que está viviendo su desconsuelo, algo que debe enfrentar solo ante el desprecio de la familia de su esposa. Posteriormente su personaje llega a sentirse bastante cliché y nos evidencia su peor cara: la violenta. Con el avance de la historia, parece que se va acabando lo que hay que contar de él.
En definitiva, Fragmentos de una mujer es una película interesante dentro de las que suelo llamar “películas de personajes”: historias que están sometidas principalmente al desarrollo de ellos y en estos recae gran parte del resultado final. Son pocos los espacios o los momentos en los que la película se siente lenta, y la mayor fuerza está puesta en la segunda mitad.
Por su parte, tanto su guionista como el director nos llevan de la mano a una situación que se siente íntima, tanto a nivel historia como frente a la cámara. Quizá en gran parte se debe a que este guion estaba pensando para obra de teatro, pero el llevarla finalmente al cine se siente efectiva.
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