Columna #168 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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Durante muchos años hemos visto la aparente evolución de la telenovela mexicana: Televisa, que en su momento llegó a ser líder mundial en el género, optó por realizar el remake del remake del remake, con producciones que visualmente se asemejan a las series o, de plano, por querer competir con Telemundo en el terreno de las narcoseries. Por su parte, TV Azteca luego de experimentar con los géneros y varios intentos diferentes, desistió de seguir produciendo ficción.
Pero hubo algo que a ambas cadenas se les olvidó: más allá de géneros y estilos, hay algo que siempre termina por conquistar al mexicano: el melodrama. Netflix es la que mejor supo aprovecharlo y dio luz verde al mejor melodrama que hemos visto en mucho tiempo y que acaba de regresar con su segunda temporada, Monarca.
Para aquellos que aún desconocen esta historia, la trama sigue a la familia Carranza, una poderosa familia dueña del imperio Monarca, un grupo dedicado principalmente al negocio tequilero, pero que además posee hoteles y una constructora. En su primera temporada fuimos testigos de los conflictos que desata la muerte del patriarca don Fausto (David Rencoret), y el regreso de su hija Ana María (Irene Azuela), quien se queda como presidenta de Monarca. Por supuesto, los problemas internos familiares son los que no faltan y los que desarrollan la historia.
Ahora, esta segunda temporada da continuidad a todos los hechos ya contados, pero también trae la llegada de Sofía Carranza (Fernanda del Castillo), quien acompañada de su esposo Ignacio (Alejandro de la Madrid), buscará descubrir el nombre del asesino de su padre Agustín (Luis Rábago) y declarará la guerra a sus primos. Mientras tanto, Joaquín (Juan Manuel Bernal), Ana María y Andrés (Osvaldo Benavides) deberán enfrentarse a sus propios conflictos, a la vez que la salud mental de su madre Cecilia (Rosa María Bianchi) empeora.
Monarca mantiene el hilo conductor y el tono melodramático de su primera temporada. Los ocho nuevos episodios son como capítulos de viernes de las telenovelas de antaño, generando tanta tensión y emoción que deseas meterte al televisor.
Esta serie creada por Diego Gutiérrez, y producida por Salma Hayek y Lemon Studios representa la evolución de la telenovela o lo que esta transformación debió ser: la trama nos remonta a aquellas telenovelas de conflictos familiares, como Cuna de lobos, donde hay una lucha de poder interna; y por supuesto tampoco faltan las pasiones, el drama, los secretos y hasta los crímenes alrededor de los personajes. ¿Tan difícil era para las grandes cadenas producir algo original, retomando la esencia del melodrama pero evolucionando las temáticas a la actualidad?
Ver Monarca es un gozo total, donde ningún personaje está de más. Pero es que además de su consistente desarrollo, cada uno está personificado por tremendos actores. Esta producción logra reunir a algunas de las figuras más grandes de la actuación en México, como Irene Azuela, Osvaldo Benavides, Fernando del Castillo, la primera actriz Rosa María Bianchi y qué decir de Juan Manuel Bernal que en cada aparición se lleva las palmas, y en esta continuación es capaz de provocar enojo, disgusto, odio y hasta ser conmovedor. Igualmente en el elenco joven hay actores que ya han dado sorpresas, como Mabel Cadena, Regina Pavón y José Manuel Rincón.
En definitiva, Monarca es una serie (o una evolución de la telenovela) imperdible. La segunda temporada viene a demostrar que la historia está bien pensada y el número de capítulos por temporada obedece a requerimientos de producción, pues aún hay mucho que contar sobre los Carranza. Este conflicto familiar es adictivo, la producción goza de una gran manufactura, y los temas sociales y políticos que aquí se presentan son una ligera mirada al México actual.
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