Frente a la pantalla: Crítica a ‘Glass’

Columna #40 | Frente a la pantalla por Richard Osuna

Definitivamente, no puede negarse la ambición de Glass, cinta que completa la trilogía formada por El protegido y Fragmentado. Pero algo que tampoco puede negarse es la falta de fuerza, apagando la capacidad de asombro de sus predecesoras y dejando esta entrega en un terreno palomero.

La cinta es dirigida por M. Night Shyamalan, autor reconocido de cintas como El sexto sentido, Señales y precisamente también creador de El protegido y Fragmentado, que han sido algunos de los grandes éxitos de su carrera polémica, envuelta entre el reconocimiento y los fracasos, pero siempre acostumbrado a innovar.

Glass comienza tres semanas después de los eventos ocurridos en Fragmentado, cuando Casey Cook (Anya Taylor-Joy) escapó del cautiverio en que la tenía Kevin (James McAvoy) o bien “La Horda”. La noticia de que “La Horda” ha secuestrado a cuatro chicas se ha extendido, por lo que David Dunn (Bruce Willis), por fin aceptado como un héroe anónimo, busca la manera de liberar a las chicas y capturar a Kevin.

Es durante el enfrentamiento entre David y “La Horda”, que son capturados y trasladados como pacientes al Hospital Psiquiátrico Ravenhill, donde son atendidos por la doctora Ellie Staple (Sarah Paulson), una psiquiatra encargada de estudiar a las personas con delirios de grandeza convencidos de ser superhéroes.

Resulta muy curioso que el personaje de Elijah Price, o bien Mr. Glass, (Samuel L. Jackson), quien da título a esta película, aparezca hasta un punto avanzado de la historia, delegando nuevamente un protagonismo a Kevin y David. Aunque también, sin duda, la introducción de Mr. Glass es primordial para el devenir de la trama.

La música y la fotografía son muy buenos, muy dignos de un thriller, pero también estos detalles nos llevan a sentirnos más en una secuela directa de Fragmentado, que encontrar similitudes con El protegido. Claro, es mucho más fácil hacer una película con la estética de una cinta que se estrenó hace menos de tres años, a una película que se hizo hace casi 20 años.

La actuación de James McAvoy es grandiosa, tanto como ya lo demostró en Fragmentado e incluso aquí se nos muestra algunas identidades que antes no habíamos tenido la oportunidad de ver. En realidad, James es uno de los soportes más fuertes de una trama que poco a poco se va debilitando.

No se puede negar la ambición de Shyamalan por crear algo asombroso, algo original como las dos cintas anteriores; no se puede negar una búsqueda por realizar una especie de película de superhéroes más oscura. Sería demasiado ciego no habernos dado cuenta de esto en sus predecesoras, y más después del final de Fragmentado, donde ya se apuntaba a la unión de los universos de ambas películas.

Glass nos expone a una trama que comienza generando interés, para más tarde estancarse en cuestiones que anteriores películas ya había explorado. Parecía tan claro que los protagonistas ya se habían asimilado como héroes, pero luego aparece el personaje de Sarah Paulson como una repetidora desgastante cuestionándolos si sus creencias son reales. Son tan largas y hasta aburridas sus participaciones que puede hacerse notorio su sin sentido dentro de la historia. La poca importancia del personaje de Paulson puede ser tan fuerte que hasta la actriz no logra brillar.

La historia dentro del hospital psiquiátrico llega a desarrollarse de manera tan lenta, que el autor manda todas las sorpresas hasta los últimos 20 minutos, y al final todo se vuelve sobrecargado, dejando incluso algunas historias sin concluir, o que decir de algunas otras cosas que quizá estaban demás contar (la historia de Sarah Paulson). Un final que incluso se pinta cliché cuando se revelan algunos secretos.

En definitiva, Glass no logra el impacto de sus predecesoras, pero tampoco estamos ante un estrellazo de pared. Las intenciones de Shyamalan no pueden negarse, se sienten, y algunos de sus intereses pueden verse. Como ejemplo, tenemos al gran James McAvoy mostrándonos más personalidades que necesitábamos ver.

Sin embargo, tal vez Shyalaman planteó un final anticipado, o mal desarrollado que no nos deja el impacto de El protegido y Fragmentado, que mantienen pegada a la audiencia a la expectativa de lo que va a suceder, ni tampoco enfrentan de la manera esperada a Kevin Wendell Crumb y David Dunn, donde incluso sus psicologías pudieran intervenir más. Aún así, vale la pena revisar con cuidado Glass, y tratar de disfrutar los detalles interesantes que trae, aunque queden en la regularidad.

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