Frente a la pantalla: Crítica a ‘It: Capítulo 2’

Columna #86 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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El momento de regresar a Derry ha llegado, con una historia quizá un poco menos terrorífica que la primera, pero más retorcida y más sangrienta que su predecesora. Es casi imposible que los amantes de Stephen King y específicamente de la novela homónima no salgan del cine enamorados de It: Capítulo 2.

Al igual que la primera parte, la cinta está dirigida por Andy Muschietti demostrando gran parte del potencial que tiene como director. Muschietti y el guionista Gary Dauberman le hicieron el amor a la novela de Stephen King y los resultados se notan en pantalla.

La historia arranca 27 años después, cuando Mike (Isaiah Mustafa), el único que permaneció viviendo en Derry, llama a sus amigos del Club de los Perdedores para informarles que Pennywise ha vuelto y es tiempo de que ellos también regresen para enfrentarlo por última vez. 

Cada uno ha conseguido el éxito, al menos a nivel profesional: Bill (James McAvoy) se convirtió en escritor, Bev (Jessica Chastain) en una empresaria con un matrimonio tóxico y lleno de violencia, Ben (Jay Ryan) en un atlético arquitecto, Richie (Bill Hader) se volvió comediante, Eddie (James Ransone) dirige un negocio de limusinas y Stan es un contador con un matrimonio estable. Ahora, convertidos en adultos, deberán enfrentar la pesadilla del pasado, una que parecían haber olvidado.

La trama recoge pasajes importantes de la novela de King que hacían falta, y no solo en la parte adulta de los personajes, que es la que se desarrolla, sino también en las pequeñas apariciones de los protagonistas en su etapa infantil. Incluso, la película retoma el capítulo dos de la novela, Después del festival, protagonizado por la pareja de Adrián Mellon y Don Hagarty, que los fans más acérrimos del maestro del terror van a aplaudir y el público sin este referente van a conocer.

La cinta evoca más la nostalgia, y no precisamente por los elementos referentes a la época de los 80, sino en la medida que el público puede ser capaz de mirar en retrospectiva a sí mismos y recordar todo aquello que fuimos algunas vez, de niños, de jóvenes y que al parecer hemos olvidado, al igual que los personajes protagonistas. El Club de los Perdedores, en su viaje de regreso a Derry, deben hacer frente a sus miedos.

La labor de Muschietti en esta secuela es maravillosa. El director apuesta por escenarios bien pensados y cada uno con un detallado espectacular, que logran mantener la atención durante la mayor parte de la película y en las transiciones de escenas se nota innovación. Muschietti, además, propone una cinta repleta de guiños y hasta hay dos cameos que el público adorará. Por si fuera poco, tampoco hay que dejar de fuera la notable crítica a King sobre que sabe construir mundos, pero no sabe escribir finales.

La creación de los diferentes monstruos y criaturas que aparecen a lo largo de la cinta son sensacionales y escalofriantes, con un toque de estilo clásico. Esta labor hace pensar que Guillermo del Toro jamás se equivocó en confiar en el trabajo de Andy Muschietti en la película Mama, donde ambos trabajaron juntos.

Sobre el potencial actoral de James McAvoy y Jessica Chastain no tenemos ninguna duda, pero el resto de sus compañeros están igual de geniales. Bill Skarsgård es tremendo actorazo, y aunque su intervención se siente menor a la entrega anterior, cada una de sus apariciones es tenebrosa o eriza la piel.

Y aunque todo parezca color de rosa, también es importante reconocer errores. Quizá una de las fallas más notorias de It: Capítulo 2 es el exceso de efectos visuales que se llegan a utilizar, tanto así que para el enfrentamiento final sentimos que cualquier cosa puede pasar. 

En definitiva, It: Capítulo 2 es un vaciado lleno de emociones con un tono muy diferente a la primera entrega, tal como ya lo había advertido Muschietti en sus entrevistas. Esta secuela estremece y logrará más de un sonido onomatopéyico entre el público, cuando la sangre empieza a fluir, cuando situaciones inesperadas ocurren y cuando el demencial sonido te envuelve en sus garras. Y para aminorar un poco la tensión, también logra hacer reír gracias a la chispa de sus personajes y la naturalidad con que se presenta su encuentro.

Con una primera entrega de casi dos y horas y media, y esta secuela de casi tres horas, Andy Muschietti hace honor y una enorme adaptación a la novela episódica de más de 1000 páginas de Stephen King. El autor debe estar feliz con esta versión, y el público no solo debe estar agradecido por ello, sino también porque la industria está devolviendo el cine adulto que no se tienta el corazón para mostrar las cosas más incómodas y sangrientas. ¡Beep Beep Richie!

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