
Columna #108 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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“Un acto sincero de bondad, siempre provoca otro”, es la frase que más se nos repite a lo largo de Klaus, el primer largometraje animado de Netflix, una encantadora cinta que se ha robado y seguirá robando los corazones de miles de espectadores alrededor del mundo.
Esta cinta española es dirigida por Sergio Pablos, quien debuta como director para esta cinta. Pablos es conocido por haber trabajado como animador de historias como Goofy, la película; El jorobado de Notre Dame, Hércules, Tarzán, y más recientemente es conocido por ser el creador de Mi villano favorito.
La trama se centra en Jesper (con la voz de Sebastián Yatra para Latinoamérica), un joven de familia rica que estudia en una academia postal. Caprichoso, decidido a vivir de las comodidades que le otorgan la posición de su familia y sin esfuerzo alguno por aprender del oficio de cartero, el padre de Jasper decide enviar a su hijo a la fría isla Smeerensburg, donde tendrá la misión de abrir una oficina de correos y con la misión de entregar 6 mil cartas en un año, o de lo contrario será desheredado.
Una vez en la isla, la pesadilla de Jesper inicia cuando ve que en Smeerensburg reina el caos de sus habitantes, así como los conflictos entre los clanes Ellingboe y los Krum. Pero todo cambia cuando Jesper conoce a un misterioso leñador (voz de Joaquín Cosío) que le obliga a entregarle un regalo a un triste niño y el ánimo del pequeño cambie. Desde entonces, los niños del lugar comienzan a llevar cartas a la oficina postal con el interés de recibir regalos del señor Klaus. Aunque los líderes de los clanes intentarán impedir la situación.
Por segundo año consecutivo, Netflix nos trae una de las propuestas decembrinas más cautivadoras de la temporada, tal como el año pasado lo hizo con Crónicas de navidad. Aunque esta vez, la plataforma de streaming seduce a sus suscriptores a través de una tradicional animación 2D.
La trama se basa en un personaje tan emblemático para estas fechas como lo es Santa Claus, y algunas de sus características más puntuales como la risa (jo-jo-jo) hasta la elección de renos, para construir el perfil del señor Klaus. Así, tenemos un retrato de la tradición mucho más realista y dotándola de magia con los simples actos que en ella se relatan, sin elementos muchos más fantasiosos o fantásticos.
La cinta es encantadora, ágil, y su mensaje es simplemente precioso, capturando cosas tan bellas como son la inocencia de los niños y la bondad. Al final, muchos espectadores quedarán conmovidos o al menos con una sensación reconfortante ante una cinta tan ingeniosa, que jamás aburre y que va entretejiendo un guion lleno de ternura.
Aunque el personaje de Klaus no se centra como el principal, esto nos permite que la participación protagónica de Jesper y la intervención de los habitantes del poblado nos cuenten otras temáticas como lo es la importancia de la educación para el desarrollo de un lugar o la amistad. De igual forma, tenemos a un encantador personaje de una niña originaria de un pueblo Iapón, y que viene a reforzar el choque cultural de Jesper con Smeerensburg.
En definitiva, Klaus debería ser una película indispensable para agregar en las listas de historias para no perderse en Navidad. Es una cinta familiar, con unos mensajes preciosos y con un desarrollo aleccionador dispuesto a conmover. Además, su agilidad y su gracia en el desarrollo no permitirán que nunca te pierdas el hilo de la historia. ¡Gracias Netflix!
Klaus es la primera pelicula de un gran estudio en filmarse en animacion tradicional desde que Disney cerrase su division tras las timidas recaudaciones de La pelicula producida por Atresmedia Cine no llego a lograr una nominacion a los Globos de Oro, pero, con siete candidaturas, parte como una de las favoritas a hacerse con un Annie, los premios del cine de animacion mas importantes de la industria, en los que tambien participa la espanola