Columna #110 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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Desde el momento en que The witcher comenzó a ser comparada o incluso fue llamada la nueva Game of thrones, la serie de Netflix estuvo condenada a entregar un producto grande y majestuoso o de lo contrario sería lapidada. Desafortunadamente, The witcher se queda muy corta frente a Game of thrones y su desbalance han dividido la opinión de la crítica y el público.
La serie está basada en la serie de libros La saga de Geralt de Rivia, del escritor polaco Andrzej Sapkowski, aunque no necesariamente sigue al pie de la letra cada uno de ellos de forma lineal. La producción de Netflix retoma tramas de los libros de cuentos y novelas para crear un universo que tiene mucho que contar. Su creación para tv cae en manos de Lauren Schmidt, quien ya ha escrito algunos capítulos de series como Daredevil, The defenders y The Umbrella Academy.
La historia sigue a Geralt de Rivia (Henry Cavill), un poderoso cazador de monstruos y que es conocido por ser uno de los últimos brujos sobre la tierra. Geralt se enfrenta a diferentes criaturas por recompensas monetarias y poco a poco su fama va creciendo. A la par en la serie seguimos la trama de la princesa Cirilla (Freya Allan), una joven con poderes mágicos que debe aprender a controlar y a Yennefer (Anya Chalotra), una hechicera. Pronto, el destino unirá la vida de ellos.
Desde el primer episodio comienza la prueba de fuego para los espectadores. The witcher arranca de una forma una tanto pretenciosa, con mucha acción y donde son presentados un montón de personajes de sopetón e impuestos para que el público empatice con ellos. Sin embargo, la confusión y el poco entendimiento del perfil y el propósito de los personajes hacen que después de un pequeño esfuerzo mucho público opte por abortar la misión.
Es hasta el paso de los capítulos que podemos concretar que se nos están mostrando varias líneas temporales y el trabajo del público será quedarse a lo largo de todos ellos para poder conectar las historias. Sin hacer spoiler, se debe confesar que tienen que pasar varios episodios para poder hilar las tramas y subtramas. La buena noticia es que una vez las historias se empiezan a conectar, es probable lograr un poco de gusto.
Mientras para el público que se adentra por primera vez a este universo todo puede resultar nuevo, novedoso o hasta difícil de comprender, para los lectores de los cuentos y las novelas puede ser más fácil acceder. Incluso, a lo largo de los episodios vemos criaturas míticas y mitológicas como las estriges o los djinn, que también aparecen en los libros. Tenemos como claro ejemplo la adaptación del primer relato de El último deseo.
Como entretenimiento o pasatiempo, The witcher puede llenar ese vacío del público, pero si buscaban una historia mucho más compleja, más construída y más pulida se llevarán una triste decepción. La serie no viene a renovar nada, y menos aún tiene posibilidades de convertirse en un título que suene en las temporadas de premios.
La serie suele tener unos altibajos que alteran mucho el desarrollo de la historia y tampoco existe una concordancia total entre el diseño de la producción. Mientras que algunas batallas, efectos especiales, vestuarios y escenarios son maravillosos, hay otros detalles, en estos mismos rubros, que dejan mucho que desear.
Tampoco la historia es totalmente concordante. La serie prometió que no tendría censura y mientras algunas escenas son sumamente violentas y gráficas, así como los pechos y las partes íntimas de las mujeres se muestran de manera constante sin justificación algunas veces, otras batallas y casi todas las escenas sexuales son sumamente light. Pareciera que entre los directores de los capítulos no hay un acuerdo sobre el tono que debe seguir la serie, más allá del rumbo de los personajes.
Finalmente, cabe señalar que también por ahí hay buenas actuaciones, sobre todo en los personajes principales. La posición determinante de Anya Chalotra como Yennefer es muy interesante y la participación de Joey Batey como Jaskier, un bardo viajero, suele ser muy divertida. Y qué decir de Henry Cavill, quien logra mezclar el misterio y la sensualidad son su corporalidad, sus expresiones y su voz.
En definitiva, The witcher se queda sumamente corta como un producto que busca revolucionar y los fans de series como Game of thrones que buscaban un consuelo ante el final de la serie de HBO, no encontrarán en la serie de Netflix lo que esperaban. Como un mero entretenimiento y como arranque, esta nueva historia logra apenas un trabajo aceptable, pero hay muchísimo que trabajar en futuras temporadas en cuanto a calidad de producción, desarrollo y que se determine el tono de la historia, que no debe ser fuerte solo por momentos y quedarse ligera en otros.
Los relatos, la magia y el montón de criaturas mitológicas no harán falta, y pueden salir muchas temporadas a partir de ello, pero una serie de ajustes podrían ayudarle a The witcher a centrarse y a ser mucho mejor.
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