Columna #88 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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Cuando comencé a ver Monarca tenía mis dudas sobre ella, ¿por qué? porque la serie maneja conflictos políticos y con el narcotráfico, y de esas historias ya tenemos muchas en nuestro país. La sorpresa es que entre más avanza Monarca, más lograr conquistar, y más fácil puede encontrarse un retrato del México moderno.
La historia es creada por Diego Gutiérrez, quien ha trabajado en series como Dawson’s Creek y From dusk till dawn, y que ahora, por primera vez, está trabajando en un proyecto en español y 100% mexicano. Mientras tanto, la producción corre a cargo de Lemon Films y de Salma Hayek, esta última quien ha producido otras historias para Estados Unidos como Jane the virgin y Ugly Betty.
La trama sigue a la familia Carranza, una poderosa dinastía de Jalisco y dueña del emporio Monarca, empresa dedicada al negocio tequilero y de hotelería. Sabiendo de los problemas y la crisis que la familia y el negocio enfrentan con sus enemigos, el patriarca don Fausto Carranza (David Rencoret) decide pedir a su hija Ana María (Irene Azuela) regresar de Los Ángeles, donde se ha asentado como periodista y ha formado un sólido matrimonio, para que esté al frente del negocio y acabe con la corrupción.
Los problemas se hacen más grandes cuando Ana María también tenga que enfrentarse con sus hermanos, Andrés (Osvaldo Benavides) y, sobre todo, Joaquín (Juan Manuel Bernal), quienes desean llevar las riendas del negocio. Desde entonces, la vida de los Carranza da un vuelco cuando inician las luchas de poder y de autoridad, cada uno moviéndose en diferentes directrices.
La historia de Monarca no es un descubrimiento, ni tampoco algo novedoso, lo que la convierte en una producción interesante es la forma para mezclar la vida tradicional de pueblo con lo sofisticado de los negocios y la ciudad, ofreciendo una mirada actual de México.
La serie se desarrolla en un tono de melodrama, similar al de las telenovelas, pero con una producción espectacular. Sí, es verdad, con las coproducciones y demás, hasta TV Azteca y Televisa han ofrecido proyectos visualmente bien hechos en los últimos años, pero Monarca tiene algo que esas series no: el sabor de raíz mexicana.
Es maravilloso que mientras nos sumergimos en el drama también podamos gozar los bellos paisajes de Guadalajara y sus alrededores, así como algunos enfoques a la gastronomía, nuestra cultura, y hasta algunas menciones o apariciones de personajes esenciales de la vida artística, todo ello parte identitaria de nuestro país.
Es sorprendente que una figura como Salma Hayek, una mexicana que hace décadas vive en el extranjero, vuelva a territorio azteca para producir algo como esto que lleva consigo un poderoso mensaje. Claro, a Salma no se le ocurrió esta historia, pero la actriz decidió respaldar un producto tan mexicano para demostrar al mundo que está orgullosa del lugar que la vio nacer.
Cuando empecé a ver Monarca, que involucra conflictos con el narco y luchas políticas, tenía miedo de que fuera una especie de narcoserie o una historia de denuncia social, volviéndose una más del montón. Afortunadamente, la serie ofrece mucho más y conforme avanza se va desdoblando. Se desarrolla en un trasfondo aparentemente muy local, pero los temas que toca son muy universales.
Por si fuera poco, esta producción de Netflix cuenta con un elencazo tremendo, sobre todo hay dos figuras que vale la pena reconocer: Juan Manuel Bernal y Rosa María Bianchi, ambos dos de los más grandes actores del país. Bernal construye un personaje aborrecible, perverso, cruel, sin escrúpulos. Bianchi da vida a una mujer fuerte y directa.
En definitiva, Monarca es un viaje por nuestro país, sin ser folclórico pero capaz de mezclar la vida regional y la vida citadina, así como la riqueza paisajística y cultural, ofreciendo la visión de un solo México. Y para desarrollar el drama tenemos la corrupción y los conflictos políticos que tanto permean en la sociedad. No sé si la serie llegue a convertirse o no en un éxito, pero, sin duda, es una enorme opción para disfrutar este fin de semana en medio de las fiestas patrias.
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