Columna #71 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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Ya pasaron casi dos años desde que Dark llegó a Netflix, en diciembre de 2017, y que apenas con los avances previos al estreno surgieron las comparaciones con Stranger things, argumentando que ambas eran similares pues sus historias arrancaban a partir de la desaparición de un niño. No pasó mucho tiempo hasta que el público se dio cuenta de las enormes diferencias que ambas poseían y, evidentemente, sin demeritar Stranger things, Dark iba por otro lado mucho más grande.
Dark es la primera serie alemana de Netflix y muchos espectadores compartirán mi opinión al asegurar que es una de las mejores series de la década y quizá en lo que va del siglo actual. Dark es una obra maestra con letras mayúsculas, es compleja, intrigante, adictiva y emocionante. Y cuando creíamos que el trabajo de la primera temporada no podría ser mejor llega la segunda temporada a superar a su predecesora.
Para aquellos que no han tenido la oportunidad de ver esta serie, la historia arranca el 21 de junio de 2019 en el pequeño poblado de Widden cuando Michael (Sebastian Rudolph) se suicida y deja una carta a su hijo Jonas (Louis Hofmann). Dicho escrito aclara que debe leerse una noche de noviembre del mismo año, a una hora en específico. Dicha fecha, curiosamente, coincide con la desaparición de Mikkel Nielsen (Daan Lennard Liebrenz). A partir de ese momento, Ulrich (Oliver Masucci), padre de Mikkel y policía de Widden inicia una investigación.
Dicha sinopsis pareciera sencilla, pero esto es apenas una parte del primer episodio de la primera temporada y cuyo entramado más allá de descifrarse poco a poco va enredándose cada vez más y más cuando todos los personajes de la historia van interviniendo. Dark nos adentra en un tema tan enigmático como incitante para el hombre desde siempre: el tiempo.
¿Por qué hablar del argumento de la primera temporada si la invitación es a la segunda temporada? Por la simple razón en que no puedo revelar muchos detalles de la historia y así no arruinarle la experiencia a quienes no la han visto. Y para aquellos que ya disfrutaron la primera temporada es un recordatorio y también una invitación a revisar de nuevo la primera temporada. Créanme, van a necesitar verla de nuevo antes de disfrutar la continuación.
Esta ficción alemana aborda el misterio del “principio” y el “final” del tiempo, pero no como una línea recta sino como un giro cíclico, donde todo está conectado, cada quien está en el lugar donde debe de estar y cada acontecimiento actúa como una infinita red. El principio acciona sobre el final y viceversa.
Algo maravilloso de Dark es que cada episodio es importante y no hay ni un solo momento de relleno. Cada frase y cada señal está acomodada por alguna razón y a nosotros como espectadores nos toca tratar descifrar y nos vuelve participativos, siendo este uno de los elementos que la vuelvan totalmente adictiva. Esta segunda temporada no es la excepción y varios finales de capítulos parecen finales de temporada. El cuarto episodio y el último dejará a muchos con la boca abierta.
Si todos aquellos que vieron la primera temporada querían respuestas, por supuesto que las van a encontrar. Pero así como nos dan varias respuestas, también se van formando nuevas preguntas, nuevas interrogantes y nuevas teorías. En esta entrega, el drama y la tensión se elevan mucho más que en la anterior. Ya en este punto conocemos a varios personajes y nos toca ver de lo que son capaces. Igualmente, de aquellos a quienes nos conocíamos tanto nos permiten saber un poco más.
Evidentemente, en una serie de viajes en el tiempo, donde confluyen tantas épocas e ideales, no pueden faltar las cuestiones filosóficas y los cuestionamientos acerca de la vida. Tenemos referencias a grandes pensadores como Nietzsche, ideas de religión e incluso sobre la presencia de Dios y sus propósitos. Y claro, tampoco se puede eludir el tema universal del amor ni los sentimientos de los personajes, los cuales los orillan a actuar de cierta manera.
Por si fuera poco, la producción de esta serie es una genialidad impresionante. Dark posee un sonido y una banda sonora inquietante, una fotografía extraordinaria y un equipo de diseño que trabaja arduamente para transportarnos con las locaciones y el vestuario a cada una de las épocas. Y lean esto, las tres épocas que vimos en la primera parte no es todo lo que hemos visto aún.
En definitiva, Dark es una serie fascinante que tiene construida su trama con una inigualable audacia. Esta serie alemana es inquietante y poco a poco te va adentrando en su oscuridad, despertando la perplejidad en cuanto a la trama, con tantos detalles y dudas, pero nunca quitando el interés por saber qué es lo que sigue. Será muy difícil esperar un tiempo hasta conocer el desenlace de esta serie en su tercera temporada. De verdad, búsquenla y gócenla. No les prometo, les juro que no se van a arrepentir.
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