Columna #70 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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Woody, Buzz, Jessie y el resto de nuestros juguetes favoritos (incluyendo a Betty que no apareció en la tercera entrega) están de regreso con una nueva aventura en Toy story 4, y que anticipadamente es una de las películas más encantadoras y entrañables del año. A lo largo de casi un cuarto de siglo, Pixar nos ha regalado una de las sagas más maravillosas del cine y, por supuesto, esta continuación no podría ser la excepción.
La cinta es dirigida por Josh Cooley, quien anteriormente ha trabajado en el guion de Intensamente; y en el equipo de producción, edición y guion hay un grupo de nombres familiares que ya ha trabajado en anteriores películas, y que si bien nos dan una cuarta película con aires renovados, no descuida lo inigualable de esta historia.
Toy story 4 se centra un tiempo después de que Andy regala sus juguetes a Bonnie. La pequeña está cerca de iniciar el jardín de niños, hecho que la pone nerviosa. Para calmar su temor el día de la orientación, Bonnie (con ayuda de Woody que le facilita todos los objetos), crea, con un cubierto, palos de paleta, un limpiapipas y unos ojos, una figura llamada Forky, que pronto cobra vida como sus demás juguetes. La aventura comenzará cuando Forky, convencido de que es basura, decide escapar. Así, Woody se embarca en una misión por devolver a Forky a Bonnie, un objeto que la niña tanto aprecia.
La cinta de nuevo nos trae el punto argumental de partida de casi todas las películas de la saga: un muñeco se pierde, y Woody y compañía deben acudir al rescate. Hecho que incluso los mismos personajes mencionan que siempre se repite.
En esta entrega, además de los ya conocidos juguetes de antaño como Rex, el Señor y Señora Cara de Papa, Slinky, Hamm o los unidos en la entrega anterior como el Señor Espinas, Trixie, Dolly y Buttercup, tenemos nuevos personajes como el piloto de motocicletas Duke Caboom, los peluches Ducky y Bunny, y la muñeca siniestra Gabby Gabby, de la tienda de antigüedades, que está apoyada por sus secuaces, un conjunto de muñecos de ventrílocuo.
Justo entre los momentos siniestros que nunca puede faltar en estas cintas nuevamente tenemos una referencia a El resplandor. Atentos a la primera aparición de la tienda de antigüedades cuando en el tocadiscos suena Midnight, the stars and you, tema que se oye al final de la película de horror de Stanley Kubrick. Estas referencias no son nuevas, ya que en la primera película la alfombra de la casa de Sid Phillips hace eco a la del hotel Overlook, al igual que en la tercera película, la placa del camión de basura (quizá poco notoria) dice RM237, número igual que a una de las habitaciones representativas de la cinta de terror.
Pero que el punto de partida de Toy story 4 llegue a ser igual al de sus predecesoras no quiere decir que el desarrollo sea también igual. Incluso, no haciendo ningún spoiler pero probablemente dando un gran adelanto, es la primera película de la saga de juguetes donde no hay personajes villanos. Sí, hay personajes que hacen maldades, pero todo lo hacen orillados por sus emociones.
A diferencia de las primeras tres entregas, donde gran parte del tiempo se dedicaba a las aventuras de los juguetes, en esta historia también se hace mucho énfasis en los sentimientos, o como Woody le dice a Buzz en una de las escenas “escucha a tu voz interior, tu conciencia”.
Contrario a lo que muchos creían (incluyéndome) que Toy story 3 era el cierre perfecto, esta continuación nos deja claro que la saga tenía herramientas para continuar y darnos esto que es un cierre precioso. La historia de Andy había tenido un fin, pero la Woody y sus amigos aún no terminaba.
Toy story 4 nos invita a una reflexión sobre dejar el pasado atrás y sobre todo a soltar. Para enfatizar esto tenemos a la pastorcita de porcelana Betty que ha dejado su largo vestido para portar un conjunto más actual e igualmente ha sustituido su sombrero por un moño rosa en su cabello, convirtiéndose además en una mujer valiente y luchadora, que incluso cuestiona a Woody sobre seguir perteneciendo a un niño.
Las despedidas no son fáciles, y en esta cuarta parte de los muñecos más queridos del cine no estaremos exentos a un momento realmente conmovedor, que incluso a varios les sacará las lágrimas. Es un momento tan emotivo como lo pudo ser la escena de Jessie recordando su tiempo con Emily (mientras suena Cuando alguien me amaba) en Toy story 2 y la despedida que tiene Andy de sus juguetes en Toy story 3.
En definitiva, probablemente no sea la mejor de las cuatro películas, pero estamos ante una película que no dejará insatisfecho a nadie. Es divertida, conmovedora y además, los que ahora somos adultos y crecimos con estas películas que llevaron a Pixar al éxito, podemos notar la evolución de sus personajes. De aquel vaquero Woody que en la primera cinta aún era caprichoso y se sentía celoso por la llegada de Buzz Lightyear, ahora tenemos a un muñeco mucho más reflexivo y comprensible.
Y qué decir de la extraordinaria animación que es para aplaudir de pie. Se maneja un detallado impresionante e hiperrealista que parece caminar en una delgada línea entre la realidad y la animación. Basta con ver el reflejo de la luz en el cuerpo de porcelana de Betty, las costuras de Woody o la carretera en la larga escena de conversación entre Woody y Forky. Sin duda, Toy story 4 es una de las mejores películas del año, una cinta cinco estrellas de cinco.
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