Columna #54 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
El miedo que muchos fans de esta historia de Stephen King profesaban desde que se anunció una nueva versión, y poco a poco se fueron develando detalles, tal parece que se hizo realidad. Cementerio maldito (2019) no es mala, es malísima, una desgracia que entre más avanza se va poniendo peor.
Esta nueva versión es dirigida por Kevin Kölsch y Dennis Widmyer, cuyo trabajo más conocido, popularmente hablando, es la serie Scream. Aunque ahora con este proyecto, seguramente, muchos no olvidarán (olvidaremos) sus nombres.
Dar una sinopsis de esta historia es complicado, o das detalles muy vagos o terminas contando casi toda la historia. Brevemente, la trama sigue a la familia Creed, quienes se mudan a una nueva casa en Maine. El peligro que acecha la casa es que está ubicada frente a una carretera donde transitan muchos camiones. Pero otra peculiaridad que tiene los alrededores es que cerca se ubica un cementerio de animales, donde los niños adoloridos entierran a sus mascotas.
Pronto, Louis (Jason Clarke) debe enfrentar ciertas situaciones difíciles, comenzando cuando el gato de la familia, Church, muere en la carretera. Su vecino Jud (John Lighwod) lleva a Louis a un antiguo cementerio, más allá del cementerio de animales, que unas horas después trae de vuelta a Church con vida. ¿Pero cuáles son las consecuencias de conocer ese lugar?
La nueva adaptación de Cementerio de animales lo único que hizo fue desvirtuar una de las historias más siniestras y fuertes de Stephen King, convirtiéndola en una trama plana, llena de errores y en una más del montón, que más tardó en anunciarse que lo que tardará en ser olvidada.
No hay otra forma de llamar a esta película que no sea un capricho. Los responsables de este desastre se encapricharon en hacer una versión diferente, que aparentemente sorprendiera al público. Básicamente se documentaron con la película de 1989, así como la novela y borraron casi todo rastro de ellas para construir su propia historia. Fueron muy detallistas en modificar la trama y retomaron solo una que otra frase de la novela, que en la versión de 1989 no se utilizó.
Evidentemente, la adaptación de ninguna novela o película puede ser una copia exacta, ni por tiempo, a veces tampoco por presupuesto o porque simple y sencillamente una cosa es distinta a la otra. Pero una cosa es tomar libertades creativas, como lo que se hizo con It (2017) y otra muy distinta es querer jugar con la historia y hacerla pedazos. Hubiera sido mucho mejor una adaptación como Carrie (2013), que imitó incluso en varias tomas a la de 1978, y simplemente se dedicó a mejoras digitales y narrativas.
¿En qué cabeza cabe que queremos ver una versión distinta a la Cementerio de animales que ya conocemos? ¿Se imaginan que en la nueva adaptación de It, Georgie fuera salvado y Bill muriera, solo por “sorprender” al público y a partir de allí se hicieran 1000 modificaciones más? No tiene sentido. Incluso el público que no conoce esta historia no merece un producto tan insignificante.
Cementerio de animales, o bien Cementerio maldito como fue titulada la adaptación cinematográfica del 89 en español, es una historia que inicia llena de cotidianidad para la familia Creed, una trama que habla sobre la dureza de la muerte, donde sus personajes enfrentan problemas familiares y emocionales, y desarrollada en un ambiente que cada vez se vuelve más lúgubre, más oscuro.
La nueva versión se queda en contar la vida de una familia con personas traumatizadas y que todo el tiempo parecen estar estresadas. Como el personaje de Ellie, que pasó de ser un personaje significativo a convertirse en una chiquilla misteriosa, que parece que la mayor parte de la película hay algo que le aqueja. Esta nueva versión no goza de una atmósfera envolvente, si no de un espacio torpe. El único recurso que propone Cementerio maldito es el jump scare.
Tantas personas que pudieron hacerle honor a una historia de esta magnitud como un Andrés Muschietti (Mamá, It), un Mike Flanagan (Gerald’s game, La maldición de Hill House), un David F. Sandberg (Cuando las luces se apagan, Annabelle: creation), un André Øvredal (The autopsy of Jane Doe) o un Frank Darabont (The mist, The walking dead), varios de ellos que ya han tomado historias del Maestro del Terror, o que simplemente han dado muestra de su potencial, pero esta historia cayó en las manos equivocadas.
En definitiva, Cementerio maldito es una de las grandes decepciones de esta primera mitad del 2019, donde sus responsables no supieron qué hacer con la historia y simplemente la convirtieron en una desgracia. Con cuidado y con las decisiones correctas se hubiera podido superar a la versión de 1989, construyendo una cinta aterradora que se valiera tanto del terror psicológico así como del jump scare. Pero no, Cementerio maldito no tiene nada.
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