Columna #208 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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La saga de Chucky ha recorrido un camino disparejo que va desde las buenas secuelas (Chucky 2), las interesantes (La maldición de Chucky), las aceptables (La novia de Chucky), las regulares (Chucky 3) y hasta la basura (El hijo de Chucky, Culto a Chucky), además de someterse en cada entrega a la creatividad de su creador Don Mancini, por lo que continuar la historia ahora en formato de serie creaba gran expectativa.
La serie arranca en una venta de garage, donde el adolescente Jake Wheeler (Zackary Arthur) compra un muñeco Good Guy, para utilizarlo en una escultura que está preparando. Jake es un chico gay que perdió a su madre y tiene problemas para que su padre asimile sus preferencias sexuales, por lo que su arte es una forma de expresión de sus sentimientos.
Muy pronto, Jake descubre que el muñeco está poseído por el alma de Charles Lee Ray, un asesino serial de los años 80 y que toma el nombre de Chucky. El acoso y la intimidación que llega a vivir Jake por su homosexualidad resultan el arma perfecta de Chucky, para incitarlo a que tome justicia por mano propia. El muñeco termina por desatar una ola de asesinatos que pondrán en pánico a la ciudad de Hackensack, Nueva Jersey.
La serie de Chucky es la mejor secuela que ha tenido la saga desde Chucky: el muñeco maldito 2 (‘Child’s play 2). Con una mezcla integrada por elementos de serie adolescente, como la sexualidad, el acoso escolar, la vida en el hogar y la presión de los padres, así como los mejores recursos de las entregas anteriores como las muertes grotescas y el humor, hacen de esta producción un evento exquisitamente entretenido y toda una sorpresa que mantiene generalmente su solidez a lo largo de sus ocho episodios.
Mientras que los primeros cinco capítulos se caracteriza más por ser una serie coming of age, y por tanto seguimos a Jake, su primo Junior (Teo Briones), con quien no tiene una buena relación; Lexy (Alyvia Alyn Lind), novia de Junior y quien es una de sus principales acosadoras; y Devon (Björgvin Arnarson), su interés amoroso, la segunda parte nos trae de regreso a personajes de antaño, y que ya habían vuelto en las últimas entregas, para ajustes pendientes que tienen con Chucky.
El paso del cine a la televisión (aunque las últimas dos películas ya fueron preparadas para un lanzamiento directo en DVD, Blu-ray o en plataformas) es la mejor decisión que se pudo tomar. Gracias a ello, podemos conocer por primera vez, a través de flashbacks, los inicios de Charles en el crimen, desde su infancia y adolescencia, hasta la adultez cuando conoce a Tiffany y el momento en que es perseguido por la policía en 1988. Esta es la oportunidad perfecta para revelar incógnitas o dudas, y explorar más detalles, sin que haya resultados dispersos como en las últimas dos entregas de la saga.
Don Mancini nos adentra en una atmósfera mayormente oscura, similar a La maldición de Chucky y Culto a Chucky, y de nuevo el creador nos muestra su amor por el cine de horror y los thrillers, haciendo referencias a películas como El resplandor, Cabo del miedo, entre otras. El desarrollo narrativo de forma episódica ayuda a crear muchos más momentos emocionantes de los que han tenido la mayoría de las películas y el ser una producción televisiva la ayudan a que muchas situaciones sean mejor contadas y representadas en este formato, y que en el cine se verían pobres.
Aunque ya han aparecido personajes gay o lésbicos desde La novia de Chucky hasta Culto a Chucky, esta es la primera vez que tenemos a un protagonista homosexual y no es un personaje de reparto o alguien que aparece brevemente. Mancini deposita en Jake algunos elementos semibiográficos sobre su despertar sexual.
En definitiva, la serie de Chucky logra reinventar la saga de forma favorable, a 33 años de iniciada y el pasar al formato de televisión hacen que la historia se vuelva más grande, que los personajes nuevos se integren cómodamente en la narrativa y que los personajes de antaño vuelvan con escenas interesantes protagonizadas por ellos, y no en participaciones minimizadas. Toda la primera temporada está disponible en Star+ y la serie volverá con nuevos episodios en 2022.
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