Columna #136 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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Sigo impresionado de que en pleno 2020, cuando los movimientos feministas están cobrando más fuerza y en este momento en que las mujeres se atreven más que nunca a denunciar acosos o abusos, se sigan realizando películas tan horrorosas como la polaca 365 dni (365 días) ¡y producida y escrita por mujeres! Una historia contraproducente contra aquellos ideales.
Este thriller erótico ha llegado recientemente a Netflix, la plataforma a la que parece que cada día se le hace un mayor vicio enjaretarnos cualquier basura de serie o película que nadie quiso producir si de originales se trata o distribuir si de productos ajenos hablamos, y cuyos resultados mantienen a este desastre como lo más visto del servicio streaming en México y otros rincones del mundo.
La historia se centra en Laura Biel (Anna-María Sieklucka), una guapa y exitosa ejecutiva que mantiene una relación amorosa con un hombre que no la valora. Es en un viaje a Sicilia, por motivo de su cumpleaños, que Laura es secuestrada por Massimo (Michele Morrone), un mafioso que tras la muerte de su padre se hace convertido en jefe del negocio y que está obsesionado por ella y la ha buscado durante años.
Laura despierta en un caserón lujoso, donde incluso una pintura de su rostro adorna la sala y Massimo le lanza un ultimátum: tiene 365 días, es decir hasta su próximo cumpleaños, para enamorarse de él. Y mientras Massimo la mantiene cautiva, no pasa ni siquiera un año para que la mujer quede seducida por él, por sus encantos, y los juegos sexuales provocativos que ambos llevan a cabo.
Este bodrio se ha ganado a pulso el título de la 50 sombras de Grey polaca, y no podría recibir otra comparación: la basura va en el mismo contenedor. Más allá del morbo provocado por las escenas de soft porn no hay otra razón que explique que alguien pueda terminar de ver algo tan patético y mal planteado, que hasta una cinta porno real tiene un argumento más sólido y creíble.
Misoginia, una forma de romantizar un secuestro (disfrazada del Síndrome de Estocolmo), y de un montón de estupideces más está plagada esta historia, que desde el inicio está mal. Y lo más alarmante es que el origen literario viene de una mujer, Blanka Lipińska; y la dirección corre a cargo de Barbara Białowas. De verdad, ¿en qué cabeza cabe algo así?
Según la lógica de esta historia, Laura es casi un objeto de Massimo, a la que puede secuestrar, casi ahorcar, criticar por los vestidos cortos y provocativos que usa, mantenerla incomunicada con su familia y amigos, la puede celar y poseer, amarrarla y decirle que la va a penetrar con dureza, y ella básicamente va a caer rendida a sus pies, gracias a la benevolencia del tipo, por “respetarla” (sí, así entre comillas), y prácticamente no violarla a la fuerza ni soltarle un puñetazo, que ya era lo único que le faltaba.
Para los creativos de esta historia no era una opción poner a un protagonista que se pasó la última parte de su vida buscando a Laura y acercarse a ella de una forma en que incluso a nosotros como espectadores nos resultara más atrapante el juego de seducción entre ambos. No, la opción era un rapto violento y que la protagonista se convenciera del amor del Massimo, mientras él le compra vestidos caros y lencería.
Y lo peor no termina ahí. Existe una escena donde un hombre estéticamente feo y obeso se acerca a Laura y su amiga intentando ligar, y a ellas les parece atroz. Pero, claro, que un hombre te retenga no es cuestionable, gracias a su condición atlética físicamente y capaz de provocar los pensamientos sexuales más cachondos.
En definitiva, 365 dni es un desastre de pies a cabeza, que incluso la película con la que la comparan, 50 sombras de Grey, tiene una base más firme y consistente. Imagínense que tan mal se debe de estar para decir algo así.
Esta producción polaca nos presenta un guion desafortunado, lleno de situaciones absurdas que podrían provocar risa involuntaria y varias escenas de sexo entre los protagonistas, una de ellas tan larga que los actores probablemente pasaron toda la tarde grabando (sino es que días), y que nos muestran, hasta desde un dron, como la pareja tiene relaciones salvajes en un yate, con más de 10 posiciones sexuales en un par de minutos. Alejarse de esta cinta es la opción.
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