Javier, Rojo como su equipo en ‘Exatlón’

JAVIER ROJO

Entrevista Divagadas por Richard Osuna (Instagram @beepbeepriciemx)
Fotografías: Feer Millán (Instagram @laferts)

A lo lejos se ve la silueta de una persona que viene caminando hacia nosotros, con el sol aún resplandeciente y al que le faltan varias horas para ocultarse. Aunque el otoño ya ha comenzado, las olas de calor del verano aún permanecen. Ya más cerca, me doy cuenta que es Javier Rojo, quien viene directo a nuestro encuentro.

Al llegar, lo primero que hace es tomar un largo respiro. ¿Dónde hace más calor, en Culiacán o en República Dominicana? Esa es la primera pregunta que se lanza al aire. Aunque toma apenas unos segundos para pensar, Javier contesta que probablemente en Dominicana. Durante más de un mes, el atleta vivió el clima bravío de la isla caribeña durante su estancia en la tercera temporada de Exatlón. Sentado un tanto en silencio, parece que la seriedad forman parte de su personalidad, pero es el calor que le pide tomarse un breve espacio para calmarse.

Javier Rojo | Foto: Feer Millán

Después de un breve descanso y compartir palabras que se convierten en una especie de entrevista mutua (entre él y yo, y entre él y mi acompañante de fotografía), el deportista está listo para comenzar. Entre las fotografías, se muestra abierto a compartir sus perspectivas de vida, observa con expectativa e interés las formas captadas en la cámara, y se desplaza por el lugar ante el calor que parece apaciguarse.

El camino trazado de una persona que se convirtió en atleta suele ser muy interesante, a veces por decisión propia o a veces por imposición. Para el atleta sinaloense parece pintarse como una mancuerna entre padres e hijo. «Yo empecé a hacer gimnasia a los 11 años, muy tarde para el deporte que practico, pero principalmente fue gracias a que tenía una vida muy hiperactiva, yo como el niño más chico de mi casa. Entonces, de pronto no podía dormir y mis papás decidieron meterme a hacer un deporte. Intentaron varios deportes antes pero ninguno me llamó la atención hasta que me llevaron a gimnasia. Fue lo que más me agradó y ya no quise salirme de ahí», revela.

Foto: Feer Millán

A lo largo de tres temporadas, Exatlón se ha convertido en el programa estelar de Azteca Uno. Han sido ya más de 50 atletas que han desfilado por el reality, muchos de ellos esperando la oportunidad desde tiempo antes de llegar. Por motivos personales, por cuestiones de agenda o por ética profesional sus llegadas han aguardado en la lista, tal es el caso de Javier.
«Desde antes habían tenido interés en mi perfil, desde hace mucho, y me habían hablado que si quería ir a hacer casting, que si quería hacer los filtros para entrar al programa. La verdad sí me llamaba la atención asistir y poder estar en él, pero nunca se dieron los tiempos por cuestiones de deporte. Yo soy muy ético en ese aspecto, y mi entrenador me ha inculcado una cultura de respeto hacia el deporte mismo y hasta saber que tenía la oportunidad de ir al programa, pero que no influyera, que no afectara en nada mi carrera deportiva, o que mínimo fuera un tiempo en el que yo estuviera descansando, poder darme el tiempo y asistir. Y así fue, terminando los Juegos Panamericanos de Lima no tenía ningún otro compromiso y se dio la oportunidad. Y no me arrepiento en nada de haber ido al programa», recalca.

Detrás del televisor, los espectadores tenemos la oportunidad de disfrutar de Exatlón de una forma bastante cómoda, aplaudiendo los puntos y enojándonos cuando nuestros participantes favoritos no pueden conseguirlo. Pero para los participantes del reality de TV Azteca, la experiencia marca un antes y un después de su estancia. «El programa fue una experiencia muy padre, muy enriquecedora para mí, para mi vida personal, para mi crecimiento como ser humano. La verdad es que es muy bonito estar allá, no por lo que implica ser un participante, sino porque te das cuenta de muchas cosas en tu vida. El programa te obliga a desconectarte totalmente de la civilización, de la vida. Te quitan tu celular, te quitan comunicación con tus padres», comparte sobre su experiencia.

Foto: Feer Millán

Quizá la situación de carencia es lo que proporcionó mayor crecimiento a Javier y eso mismo sirvió para la unión con sus compañeros del equipo de Famosos. «Te quitan mucha comida, llegas a una situación de carencia extrema y realmente es una situación de crisis muy grande, en la que sufres muchísimo, pero también aprendes mucho. Yo creo que fue una de las cosas que más me hizo crecer, el saber qué es tener hambre. Yo le doy gracias a Dios que nunca me había tocado sentir hambre hasta ese momento de ser participante y yo creo que la mayoría de la gente hoy en día y aquí en México, no ha pasado por hambre, no saben lo que es. Yo podría decir que experimenté un inicio de lo que es tener hambre y es muy feo. Te das cuenta que hay mucha gente en otras partes del mundo, países que no tiene comida, y yo creo que es lo que más me llega del programa y lo que más me duele que yo sé que es una realidad. Eso te hace ser una persona más consciente con la comida, más consciente con los recursos, más consciente con el medio ambiente».

Su forma de expresarse y al hablar con cariño de Exatlón hacen evidente su fascinación por haber pertenecido a este programa y, sobre todo, haberse topado con un grupo de atletas de alto rendimiento que cambiaron su vida.
«Estoy muy contento de haber vivido la experiencia, estoy muy contento porque me tocó un equipo muy bueno en el sentido de que todos son atletas de alto rendimiento, todos sabemos lo que queríamos, todos teníamos un objetivo ahí. Y todos habíamos sufrido muchas más cosas, incluso más fuertes que lo que fue el programa. Disfruté mucho mis días allá, no me hubiera gustado salir todavía. Ese día (el juego de eliminación) no se me dio el tino y desafortunadamente tuve que abandonar el programa. Siento que es una muy buena experiencia que vivir, todas las personas que están allá me podrían entender. Nosotros vivíamos una situación de crisis, pero también había muchas situaciones de felicidad. El programa te hace vivir una experiencia totalmente diferente sin teléfono, nosotros en esta época de la vida vivimos pegados al teléfono y el que te lo quiten un, dos, cuatro o hasta seis meses te cambia totalmente la vida y la percepción que tienes de utilizar un celular. Había días que salíamos de la fortaleza e íbamos al juego, y entonces había alguien que decía en el transporte que nos llevaban: ‘Esperen, se me olvidó mi celular’. Entonces todos nos reíamos, eran bastante juegos respecto a eso, que la verdad disfruté mucho».

Foto: Feer Millán

A pocas semanas de haber salido las memorias permanecen intactas, el echar de menos a sus compañeros está latente y el participar en los circuitos le hacen añorar la intensidad que sentía cada vez que participaba.
«Disfruté muchísimo pasar cada circuito, yo creo que es una de las cosas que más extraño y que más me duele. Lo veo ahorita en la tele y no estoy allá para seguir tirando y para seguir pasando. Yo creo que es una de las cosas que más disfrutaba. Disfrutaba muchísimo los premios con mi equipo y el ganar, el competir todos los días. Nosotros como atletas de alto rendimiento no estamos acostumbrados a competir diario. El programa te hace competir diario y eso te da esa adrenalina y esa felicidad por la que entrenas todos los días. Creo que es de las mejores cosas con las que más me quedó del programa».

La relación con sus compañeros se forjó como una verdadera hermandad. Días después a la entrevista vimos la visita de su excompañera Ingrid Drexel, quien hizo un viaje para visitarlo, un sentimiento de cariño donde queda demostrado que uno es capaz de cruzar extremos para ver a los amigos que amamos. «Nosotros hicimos una relación muy amplia. Eramos 10 atletas de alto rendimiento que hemos sufrido bastante en cuanto al deporte. Nos han cerrado las puertas en la cara y nos ha hecho sufrir bastante el mismo deporte, porque nosotros entrenamos demasiado. La verdad era algo que nos unía muchísimo y el que tengas unos compañeros que siempre están demasiado enfocados en lo que quieren y que están en un vía de llegar a algo más grande de lo que es tu propia meta, eso te une. Al mismo tiempo la situación de crisis también hace que las personas tengan un lazo emocional muy fuerte. Creo que siempre voy a recordar a todo mi equipo con mucho cariño e hice un lazo muy fuerte con todos ellos, los extraño muchísimo. Le decía a mi mamá ‘No quiero ver el programa porque me da mucha tristeza no estar ahí, los extraño muchísimo, extraño muchísimo a todos mis compañeros y siento feo estar acá afuera y no estarlos apoyando'», puntualiza.

Foto: Feer Millán

Las recompensas para un atleta de alto rendimiento y que ha demostrado su pasión por el deporte nunca se detienen. En 2017, con apenas 20 años, Javier Rojo recibió una medalla municipal en Culiacán, que lo reconocían como el mejor deportista. Evidentemente, ser premiado por su esfuerzo lo llenaron de orgullo y motivación. «En 2017 fui Premio Municipal del Deporte. Varios de mis compañeros deportistas han tenido ese galardón y es algo que te llena de mucho orgullo, ser una de las personas que representó no solo a Culiacán, sino también a Sinaloa y a México en justas nacionales o internacionales y que te llena de orgullo saber que eso tiene su premio o que mínimo tiene su reconocimiento, me da muchísimo gusto. Yo le agradezco muchísimo al gobierno de Culiacán, al Gobierno de Sinaloa porque siempre nos han apoyado bastante. Es una tierra que ha tenido muy buenos deportistas y estamos muy contentos, y estamos trabajando día con día para seguir poniendo en alto el nombre tanto de Culiacán como el de Sinaloa y el de México, claro.

Foto: Feer Millán

Luego de haber participado el verano pasado en los Juegos Panamericanos de Lima, donde obtuvo el cuarto lugar, la preparación del gimnasta sigue fuerte para las próximas competencias nacionales e internacionales que se avecinan. «Ahorita estamos regresando a la forma física, al nivel deportivo que tenía antes, porque fue prácticamente un retiro de dos meses. Te saca completamente del mapa deportivo. Ahorita estoy completamente fuera, ya estoy recuperándome de una lesión que traía desde antes de Lima, y son ese tipo de cosas que hacen que ahorita las cosas vayan tranquilas y con calma. Estoy entrenando todos los días, obviamente, y eso no se termina, uno como deportista de alto rendimiento nunca deja de entrenar, quiero recuperar mi forma deportiva. Probablemente, para inicios de noviembre yo ya pueda recuperar mi forma deportiva y seguir adelante, seguir buscando competencias internacionales y nacionales».

Además, el originario de Culiacán es miembro del equipo nacional de Gimnasia. Sin embargo, el pertenecer a este selecto grupo no le otorga beneficios, pues constantemente debe demostrar el por qué tiene que estar entre compañeros como Daniel Corral, quien también participó en la primera temporada de Exatlón. «Hay muchísimo talento mexicano que está peleando un lugar en el equipo nacional. Y sí, se podría decir que ahorita yo tengo un lugar en la selección nacional, pero tampoco es garantía. Nosotros nos esforzamos día a día y como bien lo dije allá dentro del programa: nosotros nos seleccionamos y el que está mejor en ese momento es quien es la mejor opción para representar al país. Ahorita nosotros nos vamos a preparar como equipo para llegar a las competencias internacionales. El próximo año hay una competencia y esa es mi meta a corto plazo, asistir a ese continental, se va a celebrar en Washington D.C. y es la última oportunidad para clasificar a Juegos Olímpicos. Estoy entrenando muy duro, voy a ir a dar lo mejor de mí y hacer lo que siempre hago: hacer lo que amo y hacerlo con el corazón, salir y dar lo mejor de mí», finaliza la charla.

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