ReporTrendings: ¿#MeTooMx o cacería de brujas?

Columna #7 | #ReporTrendings por ReporTrejo

Los antecedentes 

“Que se mate”, “Ojalá todos los abusadores de menores se suiciden”, “Solo está aceptando su culpabilidad”. Esta y miles de otras frases similares estuvieron en Twitter como TT, parte del fin de semana y hasta el día de hoy que escribo esta columna. Estos comentarios se debían a una carta de anuncio de suicidio del músico Armando Vega Gil, quien había sido acusado días antes, de manera anónima, de acoso contra una menor de 13 años, en ese entonces. Hoy, su acusante debe ser una mujer de aproximadamente 27 años. Vega Gil era integrante del icónico grupo Botellita de Jerez.  

El suicidio 

Armando Vega Gil, exbajista del ya mencionado grupo, se suicidó la madrugada del lunes. La noticia cimbró al medio del espectáculo. “Lo afirmo categóricamente, la acusación es falsa. La única salida que veo ante mí es el suicidio, así que me decido por ella. No se culpe, pues, a nadie de mi muerte”, son extractos de la carta de Armando.  

#MeTooMúsicosMexicanos 

El movimiento feminista #MeToo surgió en 2017 y tiene como propósito apoyar, denunciar el abuso y acoso contra la mujer. Posteriormente llegó a nuestro país y voces de actrices mexicanas de la mano de la periodista Carmen Aristegui se hicieron escuchar en todos los medios de comunicación. La denuncia de cualquier agresión contra la mujer no está en tela de juicio, no debe de mermarse, ni mucho menos detenerse. Todo lo contrario, debe apoyarse y fomentarse. El problema surge hace unos días, con la creación de varias cuentas de Twitter como a la que hace mención este apartado de la columna, además de otras que abarcaban a periodistas, cineastas, personas de teatro y de todo tipo artístico. Las denuncias en su gran mayoría se hicieron de manera anónima  

Salem 2019 

El no poner un rostro, un nombre o al menos una denuncia documentada vuelve a esto una cacería de brujas, como en el antiguo Salem o en los tiempos de la Santa Inquisición española. El poder de las redes sociales se ha descontrolado, la violencia, el odio y el rencor nos están rebasando. Nos hemos convertidos en jueces y verdugos de 142 caracteres o un poco más.

Al principio, el motivo que me hacía abordar este tema, era el asombro combinado con la indignación, el imaginar el dolor y coraje que esta muerte estaba causando. Hoy la escribo con la enorme preocupación de lo que se está viviendo. ¿Una muerte? ¿Qué sigue? ¿Un linchamiento real? Porque el público virtual se hace todos los días. Todos estamos expuestos en este “nuevo mundo”, en donde en cualquier momento alguien te acusará, te señalará como la nueva bruja del pueblo.

Armando eligió su final, él mismo pidió no culpar a nadie de su muerte, pero lo dejó sin la posibilidad de probar su inocencia. La impotencia y depresión que le causó esta acusación sin rostro, prácticamente destruyó su vida, sabía que lucharía contra un monstruo de 3 cabezas. 

Soy el primero en apoyar cualquier denuncia contra acoso, abuso o agresión violentada contra una mujer, menor de edad o cualquier persona. Pero no podemos desvirtuar ese movimiento de denuncia con esta cacería de brujas. Si las víctimas temen a los agresores, no denuncien públicamente, pero denuncien ante cualquier institución de justicia y apoyo.

Esta guerra sin cuartel debe de parar, la desigualdad entre hombres y mujeres, no debe de ser una batalla campal. ¿Seguiremos viendo más despidos injustificados, señalamientos sin pruebas o simple aprovechamiento de gente que hace crecer sus redes sociales con situaciones como estas?

Al término de esta columna surgió la existencia de la cuenta #MeTooHombres, la cual amenaza con exponer los “packs” de mujeres que han sido mandados a hombres sin pedirlo. Textualmente declararon una guerra, sí la cuenta #MeTooMúsicosMexicanos no daba la cara. Las antorchas están encendidas, los ánimos al rojo vivo. Esta sangre ya derramó sangre, ¿qué sigue? 

¿Hasta dónde saber si se defiende contra el acoso y el abuso o si se llega al grado de la victimización? Con esto me despido, recordándote que de nosotros depende hacer un mundo mejor. 

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