Columna #4 | Caleidoscopio por Miguel Parpadeos
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Después del caótico año que ha sido el 2020, Netflix decide despedirlo con el estreno de Bridgerton, una serie de época llena de alegría, diversión y mucho romance. Basada en los exitosos libros de Julia Quinn, traducidos a 32 idiomas alrededor del mundo, sigue las vivencias de los ocho hijos de la familia Bridgerton, quienes estarán involucrados en enredos amorosos durante los primeros años del siglo XIX en Inglaterra. No obstante, la aristocracia londinense es vigilada por Lady Whistledown, una mujer cuya identidad es desconocida y que da a conocer los más íntimos secretos en una publicación de chismes.
A través de esta mezcla de la novela Orgullo y prejuicio de Jane Austen y la serie juvenil Gossip Girl, la temporada de ocho episodios abarca la primera novela de Quinn titulada El duque y yo, que se enfoca en Daphne (Phoebe Dynevor), la hija mayor de la familia. La narradora de la adaptación televisiva es Lady Whistledown, cuya voz está a cargo de la actriz Julie Andrews (La novicia rebelde).
Después de ser presentada ante la sociedad, la joven encuentra dificultad para encontrar un hombre para casarse, exigencia que debe cumplir como mujer de acuerdo a la época. Esto cambia cuando conoce a Simon Basset (Regé-Jean Page), el duque de Hastings, con quien realiza un trato: él la cortejará para que atraiga más pretendientes y de esa forma él se librará de las madres que buscan casarlo con sus hijas. El problema es que su actuación empezará a desarrollar en ellos un sentimiento más allá de una mera amistad.
La serie es uno de los primeros contenidos para el servicio de streaming de Shondaland, productora de Shonda Rhimes. La guionista es reconocida en el mundo televisivo gracias a exitosas series como Grey’s Anatomy, Scandal y How to Get Away with Murder, la primera manteniendo aún su popularidad a casi veinte años de su estreno. Rhimes es una de las grandes creadoras que firmó un jugoso contrato para generar contenido exclusivo para Netflix. Como ha caracterizado a muchas de sus producciones, el melodrama es el género que predomina, al mismo tiempo que incluye personajes femeninos empoderados, hay una apertura a temas LGBT+ e incluye un elenco diverso.
Bridgerton no es la excepción a la norma, por lo que no resultó para nada sorpresivo el anuncio de la adaptación de las obras de Quinn. El proyecto estuvo a cargo de Chris Van Dusen, quien previamente había colaborado con Rhimes. La serie enriquece el mundo planteado en las páginas del primer libro, que se enfoca únicamente en la relación de Daphne y Simon. El resto de los hermanos Bridgerton tienen una mayor presencia, cada uno recibiendo sus propias historias y que a su vez prepara situaciones que estallan posteriormente en las novelas. Otros miembros de la sociedad, como es la familia Featherington, reciben el mismo tratamiento, lo cual ayuda a entender mejor la dinámica matrimonial de la época.
La Regencia inglesa planteada en la serie no pretende ser recreada con exactitud, así que plantea diferentes anacronismos como lo hizo en su momento la película María Antonieta, de Sofia Coppola. Las fachadas de las casas están atiborradas de árboles florales, como si Londres se encontrara en una eterna primavera. En los costosos y numerosos bailes, los personajes femeninos usan vestidos con escotes redondos y en colores con tonos brillantes, además de llevar en ocasiones el pelo suelto en lugar de recogido (algo impensable en esos tiempos). Durante el primer evento social que aparece en la temporada, suena de fondo el tema Thank u next de Ariana Grande en una versión de orquesta, algo que ocurrirá en algunos momentos con éxitos contemporáneos de artistas como Taylor Swift, Billie Eilish y Maroon 5.
Quizás el cambio más escandaloso para algunos sea la presencia de personas negras en la corte y aristocracia, una situación que históricamente nunca pasó y que en las representaciones audiovisuales aparecen como servidumbre. Sin embargo, esta versión de Inglaterra para la serie tiene los suficientes cambios que permite que sea posible y que la propia historia tampoco tiene la intención de justificarse. Algo similar ocurrió este año con la serie The Great protagonizada por Elle Fanning, donde la corte de la joven Catalina la Grande de Rusia es interpretada por gente de diferentes razas.
Esta versión anacrónica de la Regencia también permite abordar con una mirada más contemporánea la realidad de las jóvenes, quienes desfilaban en grandes eventos sociales para “venderse” al mejor postor. Aunque Daphne sigue con el status quo, los guionistas exploraron el despertar sexual del personaje a través de una mirada positiva y cambiando momentos criticados del libro. No obstante, por momentos se siente forzada la necesidad de reflejarla como una mujer empoderada y capaz de tomar sus decisiones. Caso contrario con la segunda hija de los Bridgerton. Eloise (Claudia Jessie) es presentada con una mente curiosa, con deseos de vida que van más allá de casarse y una rebeldía que la asemejan a una Jo March de Mujercitas.
Como primera serie de la productora de Shonda Rhimes para Netflix, Bridgerton se vuelve otro triunfo al llevar de la mano a los espectadores a la fantasía de otra época para hacerlos revivir de una forma más actual viejas convenciones en las historias románticas. Aunque todavía no se ha confirmado oficialmente una continuación, la serie ha estado en el primer lugar de lo más visto dentro de la plataforma. Habrá más aventuras y amor para los Bridgerton en la televisión por mucho más rato.
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