Caleidoscopio: ‘Possessor: controlador de mentes’, la relación entre tecnología e identidad

Columna #7 | Caleidoscopio por Miguel Parpadeos
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Es impensable concebir nuestra cotidianidad sin el uso de algún dispositivo digital. Diario navegamos en internet para explorar las redes sociales con sus innumerables publicaciones. Un click es suficiente para que la magia de los llamados algoritmos entre en acción y salgan sugerencias en la pantalla sobre lugares, productos y sitios de nuestra preferencia. Sin darnos cuenta, esta dinámica se vuelve tan orgánica que dejamos de preguntarnos si es unidimensional, es decir, ¿nosotros estamos alimentando al sistema con nuestros gustos? Y si este también nos nutriera de información, ¿quién tiene control sobre quién? Esta relación de nuestra mente con la tecnología es explorada en la película de ciencia ficción y horror Possessor: controlador de mentes.

El segundo largometraje dirigido y escrito por el canadiense Brandon Cronenberg nos presenta un futuro no muy lejano, donde un implante en la cabeza es suficiente para controlar la mente de cualquier individuo con una máquina a distancia. Las ventajas de esta tecnología son ocupadas por una organización, la cual contrata a personas para que invadan alguna psique y así realicen asesinatos. Uno de sus más brillantes miembros es la reconocida Tasya Vos (Andrea Riseborough).

Cierto día le asignan una misión importante: asesinar a John Parse (Sean Bean), el dueño de una prominente compañía, y a su hija Ava (Tuppence Middleton). El único problema de Vos es el daño físico y mental, el cual está siendo reflejado ante su imposibilidad de cometer suicidio para abandonar el cuerpo que secuestra. La mente que debe ahora controlar es de Colin Tate (Christopher Abbot), el prometido de Ava. Lo que parecería algo de rutina para Vos, se complica cuando Colin se da cuenta de su presencia y empieza a tomar el mando.

Una de las inspiraciones de Brandon Cronenberg para la historia fueron los experimentos de mediados del siglo pasado donde los científicos jugaban con la idea de poder manipular la mente de las personas, el cual está reflejado claramente en la premisa de la película. Sin embargo, hay otros elementos de nuestra actualidad, como la invasión a la privacidad por parte de compañías, reflejado en varias escenas de la película. Esta relación de la tecnología con las personas se ha visto reflejado en la creación de diferentes producciones, la más conocida es la serie Black Mirror donde satiriza esta situación a través de historias de ciencia ficción y horror.

Lo que hace particular este largometraje son las imágenes para ilustrar la pesadilla en que se convierte el duelo entre Vos y Colin por el control. El director, hijo del gran David Cronenberg, hace honor a su apellido con escenas desconcertantes donde se ocupan efectos prácticos. Una de ellas ilustra el póster promocional de la película, donde se ve a una persona con una perturbadora máscara, cuyo material es tan blando que los orificios de boca y ojos parecen colgar. Los asesinatos ocurren de la forma más gráfica, donde la cámara no duda en capturar lo violento y sangriento de la situación.

A pesar de este tipo de escenas de horror, la historia no abandona su lado de ciencia ficción para ofrecer una reflexión a través de los personajes. Vos está tan sumergida en su empleo que parece estar más conectada a la máquina y los sujetos que controla, en lugar de la realidad donde tiene una pareja y un hijo. Ha imitado a tantas personas, que su “yo” se ha desdibujado y vaciado. Por otra parte, la invasión de Vos a la mente de Colin lo ha llevado a tomar ciertas acciones, donde desconoce si esos instintos fueron siempre parte de su personalidad o son ideas que le pertenecen a la asesina.

Así como la identidad de los dos protagonistas son corrompidas hasta llegar a terribles consecuencias, la película abre la puerta para preguntarnos sobre los alcances que podría tener la tecnología en nuestra manera de actuar. Si algo tan aparentemente insignificante como los algoritmos de preferencia en nuestras redes sociales puede parecer un acto invasivo, qué más habría en la tecnología de nuestro presente que irrumpa de formas tan imperceptibles aspectos de nuestra intimidad como el hogar o, como sucede en la película, la mente.

Possessor: controlador de mentes está disponible en cines de algunas partes de la República.

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