Columna #1 | Caleidoscopio por Miguel Parpadeos
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Sin duda alguna, The Crown se ha convertido en una de las joyas de Netflix. Ya sea por el recuento histórico o los chismes de los miembros de la realeza, la serie ha conquistado a un público que sigue los pormenores de reinado de Isabel II de casi un siglo. La producción nos vuelve testigos de cómo una joven ingenua llega al poder en el momento menos inesperado, para después madurar y convertirse, tanto en la líder de una nación, como en la cabeza de la familia real. En la cuarta temporada nos adentramos a una nueva década, donde se pondrán a prueba estas dos esferas de la vida de la reina a través de dos mujeres: Margaret Thatcher en el cargo de primera ministra y Diana de Galés como la esposa de su hijo Carlos, el heredero al trono británico.
La nueva etapa nos pinta una Gran Bretaña que se enfrenta ante un agresivo inicio de los ochenta a través del conflicto armado con Irlanda del Norte y la Guerra de las Malvinas. Bajo este contexto, entra a escena Margaret Thatcher interpretada por Gillian Anderson, cuyas políticas de recortes provocarán un incremento en el desempleo y el descontento social en la nación, además de los señalamientos de miembros de su propio partido. Las decisiones políticas, junto con su personalidad seca y cuadrada, la convierten en una figura que a lo largo de la temporada tendrá roces con la reina Isabel II.
Por otro lado, el aspecto personal de la monarca gira alrededor de su hijo mayor Carlos, quien sigue a escondidas el romance con Camila Parker. Luego de conocer a Diana Spencer, quien vuelve a la vida en la pantalla a través de Emma Corrin, la joven se convierte en el prospecto ideal que contará con la aprobación familiar. A través de la inocencia de la nueva integrante a la casa de Windsor, el espectador conocerá que detrás de la fortuna, las exigencias de la realeza y el carácter de los miembros crean un ambiente frío y de soledad, lejano a la idea del cuento de hadas.
Contrario a otras temporadas, donde la reina y su familia eran el centro de atención, ahora la historia la comparte con las dos nuevas presencias femeninas. Si bien las excelentes actuaciones de Anderson y Corrin, como Thatcher y Diana respectivamente, se convierten en un enorme atractivo al ser la sangre nueva que se integran a la producción, la actuación de Olivia Colman como Isabel II sigue resaltando de diferentes formas, ya sea a través de un episodio donde un misterioso hombre entra a sus habitaciones, los debates políticos con la primera ministra o los ásperos consejos para guiar a su hijo Carlos.
Inevitablemente, uno de los grandes ganchos que ha atraído a nuevos espectadores es la presencia de la princesa Diana. Su trágica muerte en 1997 es uno de los episodios más recordados en la historia de la corona británica y en el mundo. Cuando se anunció en 2014 que Netflix planeaba realizar la serie, muchas personas ansiaban ver cómo sería el retrato. The Crown es producida y escrita por Peter Morgan, quien saltó a la fama con la premiada cinta La reina (The Queen, 2016) que cuenta los momentos posteriores de la muerte de la princesa Diana a través de los ojos de Isabel II.
Los guiones de esta temporada a cargo de Morgan demuestran una vez más su pasión por la familia real y su maestría para tejer el relato de la princesa Diana, quien había empezado a construirse sutilmente desde la primera temporada. Aunque cada entrega marca una etapa del reinado de Isabel II, muchos nuevos espectadores podrían entrar a esta cuarta entrega sin haber
visto lo anterior. Si bien la historia es lo suficiente amable para poder seguir la trama sin problema, ayuda haber visto las anteriores para una mejor comprensión de muchas situaciones y personajes.
El único detalle que tiene esta temporada es que disminuye la presencia de otros personajes de la realeza que habían cobrado cierto protagonismo en el relato de la serie como la princesa Margarita de Helena Bonham Carter y el príncipe Felipe de Tobias Menzies. De igual forma, se extrañaron esos grandes episodios donde la reina debía ingeniárselas para solucionar alguna crisis nacional. A pesar de contar con momentos con tintes políticos o situaciones donde los actores despliegan sus habilidades histriónicas, simplemente los puntos históricos que debe tocar la serie impiden darles más tiempo para explorarlos.
Por si fuera poco, el último episodio nos recuerda que esta temporada marca el final del elenco y que para la siguiente etapa habrá caras nuevas interpretando los personajes conocidos. Imelda Staunton (El secreto de Vera Drake) tomará el papel de la reina, Lesley Manville a la princesa Margarita, Jonathan Pryce al príncipe Felipe y Elizabeth Debicki a la princesa Diana. Este elenco empezará a contar las últimas historias de la serie en 2022 a través de la quinta temporada, la penúltima de la serie.
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