Columna #212 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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La felicidad y el amor están en los lugares menos esperados y un instante, un lugar, una persona pueden cambiar nuestra vida. Ese es uno de los principales señalamientos de la nueva película Cásate conmigo (Marry me), basada en las novelas gráficas de Bobby Crosby y dirigida por Kat Coiro, quien tiene una filmografía más centrada en episodios de comedias de televisión.
La historia nos lleva a conocer a Kat Valdez (Jennifer López), una estrella de la música pop, que se encuentra en los primeros lugares de popularidad por el tema Marry me, que interpreta al lado de su pareja Bastian (Maluma), otro famoso cantante. Kat y Bastian tienen fijada su boda en medio de un concierto y ante millones de espectadores en el mundo, sin embargo minutos antes de esto, ella descubre que Bastian le está poniendo los cuernos.
Kat sale a escena y en medio del público ve a un hombre (Owen Wilson) con una pancarta que dice “Cásate conmigo”, a lo que ella responde con un rotundo “sí”, ante la mirada atónita de los espectadores. El hombre de nombre Charlie, un profesor de matemáticas y padre soltero de una hija, acepta la propuesta para evitar que ella sufra otro rechazo. Aunque la primera opción que tiene Kat es firmar un contrato y mantener ese matrimonio durante unos meses, ella decide conocer la vida del hombre, y será el tiempo el que les demuestre que el destino aguarda sorpresas.
Aunque esta comedia romántica está llena de frases sobre salir adelante y pretende decir mucho sobre las expectativas de la gente, no logra ningún resultado en esta parte. Sus momentos más lúcidos son cuando se abraza al género, sin cambiar nada, y se desliza a ser entretenimiento puro.
Los momentos dramáticos son el mayor tropiezo de la cinta y se dan de manera constante a lo largo de su desarrollo, pues no hay ningún matiz actoral, ni en los personajes que nos puedan dar buenos momentos. La que hace mejor su trabajo es J Lo., y aunque a la hora de presentarse como cantante se parece mucho a ella misma, actoralmente es quien pasa con mayor facilidad de un tono a otro. La nominada al Globo de Oro es la perfecta contraparte de Maluma, quien se lleva la peor actuación (¿actuación?) en su debut en la pantalla grande.
A pesar de lo fantasioso o hasta ridículo que pueda parecer la situación de partida de Cásate conmigo, no hay personajes caricaturizados, ni situaciones absurdas, y quizás su afán por remarcar de forma seria y plana la libertad de una vida fuera de las cámaras es lo que deja a la película a medias tintas. En ocasiones también se percibe como una larga y hasta aburrida presentación de un disco, disfrazada de largometraje.
En la película se retrata la exposición a la que los famosos (o incluso cualquier persona) estamos expuestos hoy en día con la facilidad de las redes sociales. Repetidamente, la pantalla se convierte en múltiples pantallas multimedia simulando ser un celular transmitiendo en vivo, llegando a ser molesto. El interés por hacer mención de ello es muy evidente desde el inicio, y no es necesario repetirlo en los casi 110 minutos que dura.
La mayor prueba de que tanto dramatismo y diálogo alentador salen sobrando viene en la última parte de Cásate conmigo, cuando se presentan muchos clichés de comedias románticas y aunque no hay sorpresas, porque desde el inicio sabemos hacia dónde se encamina la trama, es su sencillez lo que le da un buen cierre.
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