Columna #194 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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De los encuentros más inesperados (incluso cuando estos no son precisamente afortunados) y con las que personas que menos imaginamos relacionarnos pueden surgir esa clase de amistades que llegan para cambiarnos el paradigma que hasta antes de conocerlos teníamos.
Seguramente muchos lo hemos experimentado en la vida real e incluso en la pantalla es un tópico bastante recurrente, desde aquellas cintas juveniles como Las ventajas de ser invisible, donde los encuentros ayudan a explorar y encontrarse a los personajes; hasta aquellas como la reciente Cosas imposibles, donde dos generaciones se contraponen y emerge una compañía afectuosa. Precisamente algo parecido a esto último lo encontramos en la nueva cinta mexicana Clases de historia, escrita y dirigida por Marcelino Islas Hernández.
La cinta nos presenta a Verónica (Verónica Langer), una maestra de historia con 30 años de docencia en secundaria, quien lleva una vida monótona: su matrimonio se percibe frío y distante, sus hijos ya adultos enfrentan sus propios problemas, y además, una importante enfermedad que se niega a tratar la está consumiendo. Pronto llega Eva (Renata Vaca), una nueva alumna que no logra integrarse, y por la que la maestra siente curiosidad.
Luego de un altercado entre ambas, que provoca la suspensión de Eva durante una semana, la chica de 16 años aparece en la casa de Vero para ofrecerle una disculpa. Pero eso es solo el pretexto para iniciar una relación poco convencional, que poco a poco se va estrechando y termina por convertirse en una relación de complicidad. Así, inicia el viaje con muchas preguntas, en un trayecto a reescribir sus vidas y explorar su sexualidad.
Clases de historia es un llamado a la reinvención personal, a cuestionarnos dónde estamos parados y hacia dónde queremos ir. La cinta nos muestra a dos protagonistas, con sus respectivas soledades, y que en el camino aprenderán a desdoblarse y reconstruirse haciendo frente a sus propios problemas.
A lo largo de casi 100 minutos, la película logra mantenerse centrada en lo que quiere contar y para conseguir un retrato íntimo y realista cuenta con las acertadas actuaciones de Verónica Langer y Renata Vaca, quienes trazan sus personajes con la mayor verosimilitud posible. Brilla especialmente la actuación de la primera actriz, quien gracias a dar vida a esta maestra consiguió una nominación como “Mejor actriz” en los pasados Premios Ariel.
El trabajo de dirección y de cámara para captar cada espacio común y para seguir contando la narrativa incluso a través de los silencios o las miradas de los personajes contribuyen a no perder la vista de la película. Y por si lo anterior no fuera suficiente, en ocasiones se apoyan en un detallado soundtrack, cuyas letras bien podrían describir la consciencia de las protagonistas.
En definitiva, Clases de historia es un trabajo bien construido y delineado, y que deja un buen sabor de boca, a pesar de una parte final que se siente en quietud y que en sus últimas escenas puede generar nuevas interrogantes en el espectador.
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