Columna #184 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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Luego de un tiempo manteniéndonos a la expectativa de su corte de La liga de la justicia, que acaba de ser lanzado hace un par de meses, Zack Snyder vuelve al cine (streaming) con una nueva historia. Pero no lo hace en un género desconocido, sino que regresa al mundo zombie, mismo al que ya había entrado en su debut en largometraje, en ese entonces una nueva adaptación de El amanecer de los muertos.
El ejército de los muertos es el título de la película con la que el también director de Batman v Superman: El origen de la justicia regresa en su faceta dirigiendo detrás de cámara, pero también funge como responsable de la fotografía y del guion co-escrito Shay Hatten y Joby Harold.
La historia comienza cuando un convoy militar transporta un cargamento desconocido y es chocado por un automóvil con una pareja de recién casados distraídos. El accidente provoca que el contenedor que transportan termine abierto y un zombie sobrehumano salga e infecte a los soldados. Estos se dirigen a Las Vegas, donde el virus se propaga rápidamente y esto lleva al gobierno a sitiar la ciudad y ponerla en cuarentena.
Poco tiempo después, Scott Ward (Dave Bautista), un hombre que ayudó en la evacuación de la ciudad, recibe la propuesta de Bly Tanaka (Hiroyuki Sanada) y su socio Martin (Garret Dillahunt) para entrar a un casino de Las Vegas y sacar 200 millones de dólares de una bóveda. Para ello, Scott regenta al equipo con compañeros como María Cruz (Ana de la Reguera) y Vanderohe (Omari Hardwick), y otros más que se unen. Pero este trabajo es una carrera contra el tiempo, pues el equipo solo tendrá un día y medio para lograrlo, antes de que un ataque nuclear destruya la ciudad.
El ejército de los muertos posee una injustificable duración excesiva y hace que su historia, ya bastante dispersa, se sienta aún más estancada. Es la acción sin pretensiones y los baños de sangre, además de unos zombies tan rápidos como los de Guerra Mundial Z, lo que hace que el público pueda pasar un rato de diversión y entretenimiento puro, una vez inicie la hazaña del equipo por Las Vegas.
La cinta de Netflix parece querer decir mucho sobre muchas cosas, incluyendo situaciones políticas que estuviéramos viviendo en los últimos años, como muros divisorios. Pero la realidad es que el guion no llega a muchos puntos concretos como se esperaría y al final esto se siente más intrascendente que importante.
El guion guarda casi nulas sorpresas bajo manga y muchas subtramas tienen resoluciones fáciles. O hasta la música, los desnudos ocasionales y los aparentes giros resultan familiares de El amanecer de los muertos, donde al igual en El ejército de los muertos hay personajes cínicos y algunos aprovechados de la situación de crisis para agrandar su posición.
Precisamente hablando de personajes, esta nueva película tiene un nivel disparejo entre sus actantes. Hay personajes secundarios, como el encantador experto en cajas fuertes Ludwig Dieter (Matthias Schweighöfer) o la aguerrida coyote que sabe moverse por la ciudad, Lily (Nora Arnezeder), que desempeñan un rol más fuerte y más interesante que otros principales, como es el caso de nuestra mexicana Ana de la Reguera.
Quizá en una película de zombies el perfil de los personajes sea bastante irrelevante, pero si ya se construyó la identidad de algunos y se habla de su pasado, se corre el peligro de que aquellos de quienes no se haga lo mismo terminen desdibujados y más si se trata de personajes principales. Por ello, hasta el equipo que forman los personajes de Dieter y Vanderohe es mucho más llamativo que el interés amoroso de Ana de la Reguera.
En definitiva, El ejército de los muertos es una película a la que el ritmo le pesa entre temas a medias y a los que les falta una mayor justificación, o líneas que no aportan mucho; pero que brilla cuando se vuelve festival sangriento, con escenas de acción intensas y emocionantes, sobre todo en su última hora. Una propuesta que quizá guste a los amantes del género zombie a pasar de sus vacíos. ¡Vivas Las Vegas!
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