Frente a la pantalla: El mejorado regreso y final de ‘Special’

Columna #185 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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Luego de una espera de dos años respecto a su primera temporada, Special regresa con nuevos episodios y dos noticias al respecto, una buena y una lamentable: la primera es que aunque nuevamente son ocho episodios, la duración ahora ha crecido el doble, con un promedio de media hora por capítulo; la segunda es que se trata del retorno y final de esta historia.

Para quienes aún no conocen esta producción original de Netflix, la historia está basada en las experiencias reales de Ryan O’Connell, un escritor, bloguero y activista LGBT+ con parálisis cerebral y abiertamente gay, que ha buscado dar visibilidad a las personas con discapacidad en Estados Unidos.

En Special seguimos a Ryan Hayes (O’Connell), un chico discapacitado que vive con una madre sobreprotectora, Karen (Jessica Hecht), hasta que decide tomar independencia y mudarse solo. Esa experiencia, poco después de obtener un empleo en el sitio web Eggwoke y hacer amistad con Kim (Punam Patel), le trae una nueva ola de experiencias sobre su vida social, sexual y el conseguir algunas citas.

El descanso prolongado de Special ha permitido madurar aún más la historia y el aumento de duración de cada capítulo hace que los personajes sean explorados más a profundidad, incluyendo el ser imperfecto que es Ryan como individuo, sin poner de pretexto su discapacidad. Esta segunda temporada es aún más encantadora, divertida y singular que su predecesora.

La temporada bien podría dividirse en dos: los primeros cuatro episodios dan continuidad a lo sucedido en la primera, como el distanciamiento madre-hijo entre Karen y Ryan, pero también cuenta en especial la historia de amor del protagonista con Tanner (Max Jenkins), una relación que nos hará entender más a Ryan y su humanidad, y cuyos conflictos de pareja hará identificarse a muchos con esos amores jóvenes, a veces egoístas e inexperimentados. Los siguientes cuatro episodios siguen parte de estos hechos, pero también se encaminan a cerrar cada una de las líneas principales.

En esta expansión de la historia y con un grupo de guionistas apoyando a Ryan O’Connell en la escritura, el personaje de Jessica Hecht (una de las mejores intervenciones de la serie) deja de sentirse tanto como una madre tóxica, y con su desdoblamiento vamos entendiendo más sus motivaciones y formas de actuar. Ser madre no es una cosa fácil y desapegarse de la relación con su hijo después de tantos años dedicada a ser solo eso, sin ser una mujer independiente, tampoco lo es. Aquí la acompañaremos en su redescubrimiento.

La segunda temporada de Special mantiene esa cercanía a la vida misma y a la cotidianidad, e incluso a veces se parece a Please like me, no por copiar situaciones concretas sino por el estilo, algunas temáticas y, precisamente, por esos tintes honestos tan apegados a la realidad con la que juegan ambas.

En definitiva, la evolución de la segunda temporada cierra esta historia por lo alto y nos deja con un buen sabor de boca, aunque con ganas de seguir explorando la vida de Ryan, Kim y Karen, sobre todo ahora que habían logrado equilibrar el desarrollo de cada uno por separado. Esta continuación es mucho mejor que su presentación, donde las máscaras y las apariencias aún acompañaban a sus protagonistas y estos nuevos episodios somos testigos de personas más liberadas y en busca de encontrar su propia felicidad. Diversión, reflexión y hasta un par de enojos nos esperan en este final.

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