Columna #37 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
Las salas de cine en México nos trajeron un doble regalo de Navidad que nos permiten contrastar dos lados: por uno ese cuando realizas una nueva adaptación de una historia y terminas realizando algo aburrido; por otro cuando retomas una historia muy vieja, haces una secuela y así como respetas aquella versión, también te das el privilegio de refrescarla. Por supuesto en el lado uno está Perfectos desconocidos y por el segundo El regreso de Mary Poppins.
Perfectos Desconocidos
Como primera advertencia, si ya vieron alguna de las versiones realizadas, no desperdicien su dinero. Estafa o robo es la sensación inicial que sentirán después de ver este remake mexicano que no trae mucha novedad, y hasta llega a tornarse aburrida, además de plana.
Esta versión mexicana es dirigida por Manolo Caro, uno de los directores más conocidos del actual cine mexicano, y mente detrás de la dirección de cintas como No sé si cortarme las venas o dejármelas largas y Elvira te daría mi vida pero la estoy usando, así como de la reciente serie lanzada La casa de las flores de Netflix.
La historia sigue a cuatro parejas de amigos que se reúnen una noche de eclipse para cenar juntos. Todo parece ir tranquilo, hasta que Eva (Cecilia Suárez), la anfitriona de la reunión, propone a todos participar en un juego, el cual consiste en dejar sus celulares sobre la mesa y leer todo los mensajes en voz alta, así como atender las llamadas de la misma forma, durante la cena. Será allí cuando estos amigos se pregunten qué tanto se conocen.
Entiendo que para las personas que esta es la primera versión que conocen represente novedad, incluso puedan divertirse con algunas situaciones. Pero, sinceramente, para todos aquellos que ya conocemos esta historia no entendería que a alguien pudiera gustarle esto, o siquiera quedar satisfecho.
Esta versión mexicana tiene algunos cambios, como incluir música ochentera, ya distintivo de Manolo Caro, o algunos diálogos tratando de apropiarlos al contexto del país. Incluyendo, por cierto, algunos diálogos sobre la homosexualidad ya muy recurrentes y hasta cansados. Fuera de eso no presenta grandes novedades para un guión que es muy simple.
Esta cinta es la primera película realizada por Cinépolis ya como productora y para ser esto su primer proyecto, es un lanzamiento muy desalentador. Que forma tan terrible de presentarse que con un remake hecho en varios países y que luce pobre. Cinépolis en una de las cadenas de cines más grandes del país, ¿con este tipo de aportaciones pretenden consolidarse?
Perfectos desconocidos es una comedia situacional y moderna, cuya historia transcurre toda en una misma noche, y al menos un 90% en un mismo espacio. En pocas palabras, no se necesitan grandes recursos para su realización, pero aquí el presupuesto luce más reducido, incluso que otras versiones.
En una comparación directa con la versión española, probablemente la más popular, en dicha adaptación vemos unos efectos digitales de la luna como fondo, que si bien no lucen muy reales, poco importa pues se trata de una comedia sencilla, no de una de experimentada películas de superhéroes. En esta versión apenas y vemos la luna en proceso de eclipse, unas dos o tres veces, y a través de un supuesto telescopio.
El elenco cuenta con grandes actores, pero desafortunadamente ni ellos logran destacadas interpretaciones, a excepción de Mariana Treviño que es genial y Ana Claudia Talancón que supo adentrarse en su personaje. El resto del elenco parece seleccionado a fuerzas, en papeles que no les corresponden. Miguel Rodarte mantiene un tono indefinido y Cecilia Suárez al menos escogió un tono de voz distinto y no da un “paulinazo” que nos haga recordar su reciente personaje en La casa de las flores.
En definitiva, Perfectos desconocidos es un lanzamiento desabrido para aquellos que hemos visto otras versiones, y el guión no es muy vasto como para estarlo usando decenas de veces. No podemos acudir nuevamente a esta historia con emoción, sobre todo si no tiene cambios significativos. Para pasar este trago amargo, mejor hay que mantener viva en la memoria otros proyectos de Manolo Caro, y esperemos que si las producciones de Cinépolis continúan, puedan ofrecer mejores apuestas que sean competitivas con el cine mexicano actual.
El regreso de Mary Poppins
Entretenida, divertida y nostálgica es lo que es esta secuela que llega 50 años después de la cinta original. Aquí sí vale la pena pagar un boleto para disfrutar la continuación para todos aquellos que crecieron viendo Mary Poppins o al menos para vivir un momento especial con todos los miembros de la familia y no solo con las generaciones más pequeñas.
Esta cinta es dirigida por Rob Marshall, director ya con amplio conocimiento en el cine musical como la galardonada Chicago, Nine o hace algunos años con En el bosque.
En esta secuela, la niñera Mary Poppins (ahora interpretada por Emily Blunt) regresa a la vida de la familia Banks, muchas décadas después. Mary tendrá que auxiliar a Michael (Ben Wishaw), uno de aquellos niños de los que cuidó, convertido ahora en un padre de tres niños y quien tiene problemas desde la muerte de su esposa. El problema mayor se presentará cuando le notifiquen que su casa será embargada.
Rob Marshall supo realizar algo digno para dar continuación a un clásico de Disney y algo como eso merece como mínimo un aplauso. La historia retoma algunas cosas de la cinta original como escenas que mezclan la acción real y la animación, algunos personajes, e incluso esas miradas en el espejo de Poppins cuyo movimiento se diferencia a la realidad. En pocas palabras refresca el producto pero sigue manteniendo esa magia propia de Mary Poppins.
Gran decisión de utilizar animación 2D, pues si bien es una película contemporánea que se vale de recursos tecnológicos más avanzados, el volver a utilizar la misma animación en algunas escenas nos permiten arropar ambas películas como un conjunto, a pesar de sus lanzamientos en un periodo de años tan separados, y que así las películas no nos resulten tan ajenas entre sí o distintas.
De verdad, que gran elenco tiene esta película, donde hasta el personaje más pequeño como el de Meryl Streep luce; Lin-Manuel Miranda como el farolero Jack es extraordinario, Ben Wishaw como Michael es conmovedor, Emily Mortimer como Jane es cálida, Julie Walters y Colin Firth son enormes. Pero sinceramente alguien que se luce es Emily Blunt, quien merece estar nominada a múltiples personajes por su papel.
Que enorme compromiso de Emily Blunt de asumir el papel de Mary Poppins y mismo que hizo Julie Andrews en la versión original con un extraordinario reconocimiento. Emily se muestra rígida pero simpática, elegante, fina e imponente, las características que ocupaba quien fuera a tomar ese papel. Su capacidad es grandiosa.
En definitiva, El regreso de Mary Poppins es una gran continuación que transcurre entre la oscuridad para dar testimonio de la época en la que se desarrolla como lo es La Gran Depresión y el sentir de los personajes, pero a la par se vuelve vivaz entre las aventuras coloridas de quienes participan en ellas. Todos los involucrados tenían un enorme peso sobre los hombros y si bien quizá no conviertan esto en un nuevo clásico, sí presentan grandes y satisfactorios logros. ¡Supercalifragilisticoespialidoso!
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