Frente a la pantalla: Fetiches y sexualidad en ‘Bonding’

Columna #60 | Frente a la pantalla por Richard Osuna

Las series cuyos capítulos oscilan alrededor de los 15 minutos se han vuelto un componente fuerte para Netflix. Ya lo hemos visto en el conjunto de cortometrajes Love, death and robots, también en la historia del chico gay con parálisis cerebral Special, en la serie stop motion Rilakkuma y Kaoru, y ahora se une Bonding, la hilarante nueva serie de Netflix que tiene a una dominatrix y a un chico gay como protagonistas.

Esta serie, cuya primera temporada está compuesta por solo 7 episodios, es escrita y dirigida por Rightor Doyle, quien ya de entrada ha confesado que la trama está basada en experiencias personales y por tanto reales, pues a él le tocó trabajar como asistente de una dominatrix.

La historia sigue a Tiff (Zoe Levin), una chica dominatrix que le propone a su mejor amigo gay Pete (Brendan Scanell), trabajar como su asistente. Ella, por un lado, es una estudiante de psicología que lleva su vida social muy reservada; él, por otra parte, es un joven gay que no ha conseguido liberarse completamente, mesero de una cafetería de la ciudad y aspirante a comediante que se siente nervioso para subir al escenario.

Uno de los objetivos centrales de la serie es dar una mirada más abierta a las distintas prácticas sexuales, para ello se muestran varios fetiches o placeres no convencionales como el sadomasoquismo, la lluvia dorada (o golden shower), o incluso el placer por los pingüinos (vestirse de ellos).

Esta historia no es para nada una serie erótica, pero consigue hablar abiertamente del sexo y los fetiches, sin caer en lo fuerte o pornográfico y utilizando la comedia para aligerar su tratamiento. Claro, esa comedia que puede causarnos risa también se vuelve un poco en contra, pues las dominatrix que ya han descubierto la serie no han perdido oportunidad para manifestarse en contra de la serie, por el tono divertido con que este tipo de empleos son desarrollados en la trama, sin darle una mayor seriedad.

Aún y con comentarios en contra, Bonding nos da apertura a temas que no son tratados de forma tan recurrente, o simplemente nunca, ni en series ni en películas. Y la comedia también hace su buen papel, pues nos ayuda a ver de forma más juguetona el desenvolvimiento de estos temas, como ya lo hizo Sex education.

Pero no todo en la serie es comedia acerca del sexo y los fetiches, si no que la historia también desarrolla bien a sus protagonistas, quienes tienen una vida común, en la que se enamoran como cualquier persona y que tienen inseguridades con las que han cargado y de las que deben liberarse para crecer. Esta parte mucho más seria y dramática permiten que la serie tenga esa esencia más enganchante y completa.

Por el lado de la protagonista Tiff tenemos a una chica que debe enfrentar los prejuicios contra la mujer, pues si ya el hecho de no haber nacido varón puede ser un poco difícil, el empleo como dominatrix vuelven su entorno más difícil, por lo que temiendo ser juzgada prefiere apartarse de la sociedad. A Tiff incluso le toca enfrentar a un maestro acosador al que debe mostrarle la fortaleza que poseen las del sexo femenino.

Por otra parte tenemos a un joven protagonista gay, que desde la adolescencia mantiene una conexión con Tiff, tanto que incluso tuvieron una relación insatisfactoria durante la preparatoria. A Pete le cuesta trabajo abrirse y hablar sobre sus sentimientos personales, y su timidez le han llevado a tener pocas relaciones de pareja. Incluso su temor como persona no le permiten determinarse a subir al escenario y convertirse en el comediante que desea ser.

En definitiva, Bonding es una serie que sigue el experimento favorable de Netflix por crear contenidos cortos, los cuales pueden disfrutarse muy fácilmente entre breves periodos libres. La serie defiende el respeto al sexo, y para ello tiene a dos potentes protagonistas, una mujer y un chico gay, que deben luchar por sus ideales personales y liberarse de sus traumas, y qué mejor que liberar los prejuicios del erotismo y del cuerpo para comenzar su propia libertad.

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