Frente a la pantalla: ‘Nuevo orden’ y su utopía perversa

Columna #156| Frente a la pantalla por Richard Osuna
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Desempacada en México, a pocas semanas de haber conseguido el León de Oro en el Festival Internacional de Cine de Venecia y envuelta en la polémica luego de haberse estrenado el tráiler, esto último alentado por un montón de personas que hicieron juicios de valor antes de tiempo y aseguraban que la película marcaba las líneas divisorias entre las clases altas y bajas y victimazaba a los ricos, así llega Nuevo orden a las salas de cine.

Esta película dirigida por Michel Franco arranca con una boda en una casa del Pedregal. Allí, Marian (Naian González Norvind) está a punto de casarse con Alan (Darío Yazbek Bernal), en una celebración para nada modesta y donde decenas de invitados llegan con paquetes de dinero en efectivo como regalo. El lujo en todo su esplendor.

Mientras tanto, al otro lado de las bardas se suscitan manifestaciones que impiden que muchos invitados lleguen a tiempo. Esto parece ser lo más relevante para los papás de la novia, Rebeca (Lisa Owen) e Iván (Roberto Medina), quienes no desvían mucho su atención de lo que está sucediendo al interior de la casa.

Pero pronto las subtramas empiezan a trazarse: primero, tenemos la aparición de Rolando (Eligio Meléndez), un exempleado de la casa que solicita la ayuda de la adinerada familia para la operación de su esposa, y mientras que Marian parece ser la única preocupada por ello, Daniel (Diego Boneta) tiene otra perspectiva muy diferente. Por otro lado, la crueldad se genera pronto cuando un grupo de personas entre a la casa y desaten la violencia. Pero más allá de ambos bandos, existe un enemigo en común para todos.

Nuevo orden es mucho más que un simple tráiler, y su tejido general es impactante, brutal. La historia y la cámara son manejadas con una estupenda maestría para hacernos parte de las atrocidades y para presentarnos el terror que en verdad acentúa: la militarización. Resulta casi imposible no soltar sonidos guturales de impresión en constantes momentos.

Visiones y lecturas sobre un mismo producto artístico siempre habrá muchas, pero en esta película las opiniones divididas se sienten y se ven más marcadas. Y, sinceramente, las opiniones en contra parece que obedecen más a un acto de autocomplacencia para seguir aferrados a lo que anticipadamente señalaron que la película representaba, pues hay muchos diálogos o los mismos perfiles de los personajes que dicen otra cosa, y a lo que muchos hicieron caso omiso.

Quizá un error que tiene la historia, al menos para aquellos que no quieren concordar con ella, es centrar mucho su atención en la primera parte en la clase privilegiada. Pero también el centrarse en estos personajes nos ayuda a ver la crítica que hay hacia ellos, quienes generalmente están navegando en la banalidad, tienen poca importancia por los de abajo e incluso en breves diálogos se habla hasta de mordidas y corrupción para hacer dinero. Aquí no se protege a la clase alta. 

Un reparto extraordinario forma parte de esta película, desde los primeros actores como Lisa Owen, Patricia Bernal, Eligio Meléndez y Gustavo Sánchez Parra, hasta los jóvenes como Diego Boneta y Naian González Norvind, esta última toda una revelación y que, sin duda, me atrevería a decir merece muchas nominaciones por su papel.

Tráiler oficial de ‘Nuevo orden’

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