
Columna #162 | Frente a la pantalla por Richard Osuna
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Con una promoción prácticamente nula para América Latina, Amazon Prime Video estrenó su nueva película realizada por Amazon Studios Tío Frank. La película cuenta con la dirección y guion de Alan Ball, el reconocido guionista de Belleza americana, Six feet under y True blood, y que solo con mencionarlo ya despierta el interés.
La historia nos lleva hasta los años 70 y sigue a Frank (Paul Bettany), un profesor universitario que reside en Nueva York y que desde muchos años atrás dejó su natal Creekville, Carolina del Sur. Frank no encaja con su familia en el pueblo, pero sí hay alguien que lo admira: su sobrina Beth (Sophia Lillis), quien más tarde termina mudándose a la Gran Manzana para estudiar la universidad.
Allí, la joven descubre que su tío realmente es homosexual y mantiene una relación de pareja con Wally (Peter Macdissi), comenzando a descubrir así poco a poco qué es lo que separa a Frank de la familia. Pero la repentina muerte del patriarca Papá Mac (Stephen Root), hacen que tanto Frank como Beth y hasta Wally se embarquen en un road trip de camino a Creekville, el cual terminará por reavivar muchos recuerdos que necesitan sanar.
Tío Frank es una tragicomedia que retrata las dificultades de ser homosexual, y más propiamente en los años 60 y 70 en lo que se inserta la historia, incluyendo hasta situaciones y frases clichés. La película comparte un mensaje esperanzador y muy familiar, que suele sentirse reconfortante ante el resultado final al que le resta un poco la falta de enfoque.
La cinta es narrada al inicio desde la mirada y perspectiva de Beth, quien habla de la personalidad de su tío y es el mismo quien la empuja a ser quien quiera ser. Pero, de pronto, la historia se desvía y le da esa mirada protagónica al personaje de Paul Bettany, quien nos lleva en saltos entre el pasado y el presente, para conocer así la dura relación que ha compartido con su padre a causa de su homosexualidad.
A pesar de esa alteración, actoralmente no hay nada que reprochar ni a Bettany, que es capaz de conmover cuando el personaje se derrumba; ni tampoco a Sophia Lillis, que sigue preservando ese encanto que posee desde Eso hasta Esta mierda me supera, y que la mantienen como una figura prometedora de la pantalla. Ambos ofrecen actuaciones sólidas y fuertes para atraer la atención de los espectadores.
El relato, que seguramente recupera muchos detalles autobiográficos de su autor Alan Ball y por ello se siente bastante íntimo, también podría tener inconvenientes con su propuesta un tanto gastada a estas alturas. Si Tío Frank se hubiera lanzado hace 10, 15 o más años seguramente habría pasado como toda una revelación, pero habrá una parte de espectadores que consideren esta fórmula repetitiva en pleno 2020. Yo soy más de aquellos que sienten esta cinta tiene un corazón lo bastante enorme para hacerle un bonito espacio y disfrutarla.
En definitiva, Tío Frank es una propuesta amena y su mensaje funciona como un tónico para el alma, llegando en un momento en el que necesitamos este tipo de temas para cerrar un año complicado. Si revisamos los anteriores trabajos de Alan Ball, esta nueva producción quedaría muy por debajo, pero juzgando este trabajo por sí solo queda ese sabor grato, aunque no de una exquisitez. Por otro lado, si Amazon Prime no la promocionó para el mercado latino, esperemos que los espectadores hagan este trabajo.
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