Columna #26 | Caleidoscopio por Miguel Parpadeos
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La necesidad actual por generar nuevo contenido ha abierto puertas en las plataformas de streaming a nuevos proyectos, en especial, aquellos que recurren a la animación como forma ideal para contar sus historias. Aunque México no es un país con una enorme industria en este campo, en la última década han surgido diferentes creativos y estudios que han trabajado el terreno. Dos de las más recientes producciones creados por mexicanos son las series televisivas Maya y los tres (Netflix) de Jorge R. Gutiérrez y Los sustos ocultos de Frankelda (HBO Max) del estudio Cinema Fantasma.
MAYA Y LOS TRES
El nombre Jorge R. Gutiérrez destacó con más fuerza en el radar del mundo de la animación con el largometraje animado El libro de la vida (The Book of Life, 2014), la cual tenía como parte de los productores a nada menos que a Guillermo del Toro. El público quedó cautivado por la película gracias a la divertida representación que hizo del Día de muertos, mucho antes de otras cintas que intentaran abordar la tradición como Coco de Pixar y la entrega Spectre del 007.
El nuevo proyecto del mexicano es la miniserie Maya y los tres (Maya and the Three) para Netflix, que tienen como escenario el mundo de las culturas mesoamericanas. Maya es la princesa del reino teca, quien descubre a los 15 años que debe ser sacrificada para el dios Mitlan y así reparar los males hechos por su familia. Pronto descubrirá que ella es la elegida de una profecía y que deberá buscar al mejor guerrero de los tres reinos vecinos para que así eviten su destino y detengan la destrucción de su mundo por los dioses del inframundo.
A lo largo de nueve episodios, seguimos a la valiente e impulsiva princesa guerrera Maya, al temeroso y poderoso mago Rico, a la silenciosa arquera Chimi y al guerrero de gran corazón Picchu. La ventaja que tiene la historia al ser contada como una serie televisa es la posibilidad de poder enfocarse a cada uno de los compañeros de aventura y también poder explorar cada uno de los reinos. Por si fuera poco, la mitología mesoamericana nutre lo fantástico en cada uno de los episodios, donde los principales rivales a vencer son diferentes deidades.
Los escenarios y personajes están sumamente detallados, pero la maestría en la animación y la dirección está más presente en las extraordinarias secuencias de pelea, que mezclan lo mejor de un combate en videojuegos o de una serie de animación japonesa.
Por si fuera poco, la serie tiene un excelente grupo de actores que dan vida con su voz a los personajes, entre los que destacan Zoe Zaldana y Sandra Echeverría como Maya para la versión en inglés y español respectivamente, Diego Luna, Gael García Bernal, el propio Jorge R. Gutiérrez, Kate del Castillo, Alfred Molina y Rita Moreno.
Aunque la premisa y la estructura de la historia no es nada nuevo, consigue ser de lo más entretenido gracias a los personajes, lo ingeniosa que es para brindar algunas sorpresas a través de la mitología prehispánica y otorgar una memorable conclusión digna de una gran leyenda.
LOS SUSTOS OCULTOS DE FRANKELDA
En un panorama donde dominan los productos con animación generada por computadora, aún persisten estudios que trabajan otras técnicas para contar sus propias historias. Uno de ellos es Cinema Fantasma, fundada por Rodolfo “Roy” y Arturo “Vonno” Ambriz. Después de concluir sus estudios de cine, los hermanos decidieron enfocarse en producir proyectos realizados a través de la animación stop motion, técnica que captura imágenes fijas de marionetas y demás objetos para crear la ilusión de movimiento. Luego de haber creados videos musicales, cortometrajes que recreaban caricaturas de Cartoon Network y otros propios como el multipremiado Revoltoso (2015), su nuevo proyecto es la serie Los sustos ocultos de Frankelda.
A pesar de que su primera temporada consta de tan solo cinco episodios de apenas 15 minutos, todos son magníficos por sí solos. La premisa es muy sencilla: el público visita una misteriosa casa en cada episodio para ser deleitados por los cuentos escritos por el fantasma de una joven llamada Frankelda, quien habita en ese lugar con un monstruoso libro.
El principal atractivo es claramente la técnica de stop motion, ya que el cuidado con el que están hechas las marionetas y la animación no le pide nada a ningún otro estudio extranjero. Las historias en cada uno de los episodios son autoconclusivas; sin embargo, hay algo más allá pasando en esa casa y alrededor de Frankelda que el espectador poco a poco irá descubriendo.
En muchas ocasiones, el género de horror se aparta del mundo infantil, como si fuera algo que no encaja con su inocencia. La serie se acerca a este grupo con relatos protagonizados por niños y presenta lo fantástico a través de un problema propio de esas edades. Todos los episodios incluyen canciones que, si bien parecería que cae en algo cursi y demasiado infantil, resulta ser todo lo contrario. Todos los temas tienen algo siniestro en sus letras y melodías, que solo contribuyen a crear una fuerte ambientación de horror. Además, todo esto no impide que los adultos puedan disfrutar de la serie.
Las historias pudieron haber caído en finales edulcorados, pero los cuentos de cada episodio terminan de maneras inesperadas y algunos con tono trágico. Las criaturas y escenarios recuperan parte del imaginario mágico y del horror que hay en México. Este punto se vuelve importante, ya que, en muchas ocasiones, cuando se realizan producciones de este género en el país, buscan que tengan un sabor a todo lo que se produce en Hollywood.
Los sustos ocultos de Frankelda nos recuerda del extraordinario talento que hay en México para contar historias de terror y de lo capaces que somos en el país para producir proyectos de alta calidad de animación.
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